sábado, noviembre 12, 2005

Retazo

Se acerca el fin de un nuevo cuaderno, en el que he vuelto a retratar pequeños universos existenciales quue pregonan tanto la realidad como la irrealidad del ser.
Por supuesto no estoy satisfecho de esta etapa que abandono para dar comienzo a otra desde un diferente punto de partida acaso más realista y maduro.
Escribir en soledad con el simple objetivo de encontrarme con una imagen mía en el exterior para constatar las limitaciones, sueños o pasiones que me embargan en un momento dado. Lo encuentro necesario y positivo. Todo hombre debería encontrarse consigo mismo en el exterior o lo que es lo mismo, con una obra suya.

El ocio vacuo es el mal de nuestra sociedad actual, el tiempo libre se despilfarra en absurdos, nadie puede buscar la verdad, embarcado en naves hundidas en el fango de la insensibilidad, por ello trato de construir una pequeña balsa que me lleve a uan isla fértil dónde el sol me acaricie sin obstáculos.
Un bloc cubierto de signos se asemeja a un año perdido en el tiempo. La vida tiende a abarcar la eternidad y si no puede intenta abrazarla, así los sueños dan aliento a la desazón y el cansancio por la aparente cortina que nos envuelve.
Dar cauce a nuestro pensamiento es indispensable para nuestra salud intelectual, dejar brotar las ideas hasta completar un todo harmonioso que seduzca los sentidos hasta la obtención de un climax existencial.

Alcanza el navegante la costa tras un largo y dificultoso periplo por lejanas tierras. Aún no sonríe pues no está seguro de tocar tierra. Se siente obligado pero toda obligación le aterra, surge de él un torbellino rebelde que le agita y abate contra los fríos muros de la limitación.
Siempre la lucha, la eterna evolución hacia la perfección.

Hace demasiados años desde que estas palabras fueron escritas y sin embargo pocas cosas han cambiado. Podría suscribir cada una de ellas, excepto el hecho de que yo me siento optimista y orgullosa de mis etapas, aunque no haya logrado todo lo propuesto. Excepto en la sonrisa del navegante, que yo sí dibujaría a pesar de la duda.
En realidad odio el sonido acaramelizado de todas estas frases de esperanza que prodigo, pero es lo que realmente siento en estas circunstancias, y si he de decir lo que realmente pienso, tendrá que saber a empalagoso caramelo, mal que me pese.
Me da miedo el verme reflejada en casi cada palabra ya escrita por otros. Y me pregunto si la genética no determina muchísimo más de lo que creemos (aunque ya creamos que determina mucho).
Ambos buscando la perfección, lo que él llama el clímax existencial. Me pregunto si, a día de hoy, todo eso ya lo ha olvidado. O si simplemente ha sustituido la forma de llegar a ello. La escritura por las montañas.
¿Le estará dando resultados?
O simplemente quizá ya no sienta la necesidad de esa búsqueda y por ello la haya abandonado. O no. No lo haya hecho. ¿La habrá obtenido?¿Lo habrá dado por imposible?¿Se habrá vuelto ser sin acuaciantes preguntas rugiéndole en el estómago hasta casi voverse loco?



Powered by Castpost

4 comentarios:

Seattle dijo...

Hace frió, mucho frió, mi vaho empaña la ventana, esa ventana por la que veo a la gente pasar, encogida, pensando en sus cosas. Yo he salido cinco minutos con mi sobrino y hemos vuelto encogidos de frió, hay días que mejor quedarse en casa para leer....
Gracias, un saludo....

Bito dijo...

No deberías odiar el sonido acaremilizado de todas esas esperanzas que prodigas, porque Illa, lo que sobra en el mundo son penas, y lo que falta, gente que constantemente encuentren un hueco entre las nubes para dejar pasar el sol.


Nos vemos, tú.

Anónimo dijo...

Magnífico el texto. En mi caso no soy nada optimista y creo que no vale la pena buscar la perfección sino vivir pasando lo más desapercibido posible y confórmandote con lo que vayas consiguiendo, sabiendo de entrada que no será nada importante. Me conformo con la tranquilidad que da la medianía.

Kostas K. dijo...

A veces, lo "perfecto" es lo que menos nos imaginamos, lo que más nos asalta sin darnos cuenta, y lo sabemos en ese instante.
Puedes preguntarle por donde se halla si, realmente, es lo que te interesa...
Buscar la perfección, suele amagarnos la vida, ¿no?.
Besos imperfectos, Illita.