jueves, marzo 26, 2009

Y en crisis?

Crisis crisis crisis....No dejan de hablar de crisis. Y para crisis la mía. Que estoy esclavizada en un trabajo del que no hay forma que me echen, pagando una hipoteca que no quiero pagar y sin viajar ni el 1% de lo que quiero.
¿Que los demás están igual? Y a mi qué.
Un día me compro un billete de avión y me pierdo dónde sea. A vivir el día a día. A trabajar lo justo para mantenerme. Porque para qué quiero yo un piso que de momento es del banco si lo único que necesito es un sitio donde dormir. Mejor me lo gasto en spas, que la relajación mejorará más mi calidad de vida.
Igual lo hago después de tener hijos (lo de irme a dónde sea), y así no rompo con el reloj biológico. Luego me convierto en la madre hippie trotamundos que ningún hijo necesita, y al menos así mi vida habrá sido original. O al menos fuera de la norma. Que ya es algo.

A veces me encuentro ante mi jefe, que me habla de lo mucho que puede afectar al equipo (o sea, a mí y los otros 3 del equipo) la pérdida de un cliente (del cliente de una empresa de 100 empleados, que no es ni nuestra empresa, sino una del grupo)...y no sé si no se da cuenta de que mi cara de témpano de hielo lo que intenta reflejar es un: Y a mí qué me cuentas si no me pagan más ni cuando ganamos nuevos clientes. Si aún me creo joven y el futuro de la empresa lo menos que hago es tomarlo como algo personal que pueda afectar a mi vida diaria. Para los jóvenes preparados parece que trabajos mal pagados sobran, hasta en tiempos de crisis y aunque me quieras vender la moto, Mr. pelotasfuera, que eres un pelotasfuera...
Al que le afecta es a él, que además del fijo cobra sobre objetivos y encima va a por el tercer hijo. No a mí que apenas he entrado en el mundo laboral y mi máxima preocupación es la mitad de una hipoteca de la que también me podría deshacer...(total...Y ya sé que dicen que no es momento de ventas pero yo soy muy optimista)

Me llamarán irresponsable, o vaga, o pasota...pero es que estoy harta de me presionen y de los mensajes con segundas. ¡Que me da igual! ¡Que por mí me iba a la montaña y me hacía guarda forestal ! (con wifi, eso sí. Por favor, la implantación del wifi en los bosques! O que llegue algún cable)
El caso. Que les den. No voy a darlo todo por la mano que me explota. ¿Sabéis el dicho ese de cría cuervos y te sacarán los ojos? Bueno. Pues ya los hemos criado, y ahora así nos vemos.

(me acaba de salir el gen de la generación Y con todas sus fuerzas ;) )

sábado, marzo 07, 2009

Just dance

Te despiertas una mañana, tras una noche de fiesta de 10 horas ininterrumpidas.
Fiesta surgida de manera espontánea:
- Estoy agobiada. Mucho trabajo, muchos marrones. ¿Quedamos?
Quedamos!
Y automáticamente comienza la ingesta de alcohol, antídoto desestresante de la semana.
Lo que comienza como una berborrea en contra de todo el sistema que nos encierra, del estrés del día a día en la ciudad, de los sueños incumplidos, de las metas por cumplir, del filosofar sobre cómo alcanzarlas y el encontronazo contra el equilibrio imposible....acaba sin palabras en cualquier pub de la zona. Brazos abiertos, ojos cerrados, baile etílico, ojos descentrados...
Nos da igual lo que nos digan, que mañana sea jornada laboral, que sólo los guiris nos acompañen, que estemos vestidos de oficina....Just Dance, wanna be ok.

Hasta que a las 10:00AM, nos damos cuenta de que nos hemos dormido, nos llaman de la oficina...y estamos sumamente enfermos.

¿Dónde fue a parar esa mañana mi omnipresente responsabilidad?. ¿Habré hecho mal?¿Habré hecho bien? En el estado actual de la sociedad, en que te quejas del estrés de trabajo y lo que hacen es felicitarte...tú tiras por la borda tu privilegiada situación. Reniegas, la odias, finges, te anula. Lloras, ríes. Te tiene atrapada. Es la esclavitud del privilegiado. Es la obligación, el must do. Da igual que sea la responsbailidad de un trabajo, el ocio en New York City o el sempiterno descanso en una costa caribeña. Si es un must, te rebelarás, te anulará...Y el equilibrio es imposible. Lo sabes y te desespera ser consciente de ello. El problema no es tu situación, eres tú, que siempre querrás otra vida.

Pasan las semanas, y no ha pasado nada. Eres un peldaño necesario en la pirámide empresarial, por lo que se te permiten ciertas libertades. Así que la rueda sigue, sin más.

Y te despiertas otra mañana. La noche anterior te fuiste a casa, hiciste el amor con tu pareja, fuiste a dormir relativamente pronto para poder luchar contra el sueño del día siguiente....por lo que te despiertas y eres la responsabilidad, ahora sí, omnipresente. Cumplidora, respetada, envidiada y/o odiada por todo ello.
Y sientes un vértigo inaudito.
Cuando estabas en el lodo al menos no sentías estos escalofríos.

Repasas mentalmente la línea recta de tu vida que te ha llevado hasta este momento: hasta un cargo intermedio a los 26 años, una boda inminente con el chico perfecto ( eso dicen todos) que te idolatra, un hogar con futuro, una economía intermedia...
Qué aburrido.
Repasas mentalmente la línea curvilínea de tantos de tus conocidos.
¿Buscaremos todos el mismo horizonte? ¿Lo conseguiremos? ¿Quién es más feliz?

Me encanta sentir vértigo. Cuando voy a los parques de atracciones y me subo en esas montañas rusas infinitas que te lanzan al aire y dan voltere. Me encanta el vértigo, cuando me asomo al infinito desde el pico de la montaña más alta en lo que alcanza la vista.
Pero este vértigo al despertarme, al enfrentarme al día a día, ¿me hará caer sin remedio?