lunes, noviembre 08, 2004

Negación desenterrada

¿Qué es lo que da sentido a vuestras vidas? Seguro que miles de cosas, o al menos alguna. Yo me hundo cada vez más en el lodo porque mi vida pierde sentido día a día y nunca he tenido que enfrentarme a ello, y ahora no sé hacerlo.
Porque cuando eres atea, y no crees en nada a parte de en ti, y tú misma te fallas, y te fallas, y te fallas...Y sientes tu orgullo herido y caes una y otra vez, y las esperanzas por las que habías vivido hasta ahora se desvanecen..cuando ya no crees en ti misma y nunca has creído en nada más..todo pierde sentido.
Y ahora mismo vivo un sinsentido. Un pasar de los días esperando algo que me devuelva la ilusión por la vida. Pero no llega. Y he llegado al punto en que ya me da igual que llegue. Lo que me importa es el aquí y el ahora, mi presente, mi yo actual. Y no me gusta este presente, este yo ni esta vida.
Sin ilusión..para qué malgastar esfuerzos. Si ya no se vive de esperanza..no tengo ganas de vivir por nada más.
No sé que interno deseo mueve a luchar a los desgraciados, a los que no tienen nada, a los miserables. No sé qué les da cada día las ganas de vivir, cómo superan la lucha contra sus circunstancias cada día.
Pero está claro que yo, que me creía fuerte, valiente, difícil de amedrentar..no lo soy. Y no tengo esa fuerza.
Me han dicho que soy demasiado exigente conmigo misma, en extremo, demasiado orgullosa. Lo de orgullosa lo sabía, lo de exigente, no. Pero prefiero no ser a ser algo vago y sin sentido. A ser lo que no quiero. Prefiero renunciar a todo y abandonar a resignarme y seguir intentando algo que quizá nunca se cumpla, y por el camino convertirme en algo que aborrezco.
Y verme ya mayor, mirar hacia atrás y ver una vida incompleta, no disfrutada, no saboreada, no conseguida.
Nunca viviré por los demás. Siempre he sido egoísta. No hago daño, ni soy mala o ruín, pero el sentido de mi vida no reside en los otros. Su sufrimiento no frenará mis decisiones. Me amo más a mí misma que a ellos, es algo que acepté hace tiempo, y por eso sus bagatelas de amor ajeno e incondicional no me sirven ni me conmueven. Me dan igual porque lo que yo quiera es más importante que lo que ellos quieran. Y yo no quiero.
Así que qué hago ahora en que mi diosa ha sido destronada y mi fe borrada a lágrimas. Sin ilusión ni esperanza, sin sueños realizables que me den de comer, y con esta angustia que me carcome por dentro y me quema día a día. Qué hago.
Cuando las utopías desaparecen ya no hay porvenir posible.
Si ya no sonrío de verdad porque ni creo en las sonrisas.
Ahora qué.

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