Día gris. Enero. ¿Quizá 8 grados? Tareas pendientes postergadas infinitamente. En vista la desgana, pereza, aturdimiento.
Antes, desayuno revitalizador. Rebanadas de pan con mantequilla. Leche teñida con chocolate en polvo.
Mañana de invierno. Cielo encapotado, grisáceo y triste. Suave música melódica. Sed de ser, de abarcar.
Paisajes domésticos, reloj ticteante. Electrodomésticos y enseres. El suelo: baldosa fría. Mi cuerpo cálido. El tuyo, ausente.
Avanzan las horas como segundos. Subo el volumen de la música hasta quedarme sorda. Basta de letanía.
Dejarse llevar sin pensar en nada. Ni consecuencias, ni errores, ni éxitos. Sólo mi humanidad.
Niña de trenzas doradas. Corre al parque y, en el columpio, sube y sube. Quiere llegar al infinito para obtenerlo todo. Para deshacerse de todo.
Un día morirás y nada quedará de ti, salvo tus despojos. Abraza la nada insondable ahora que puedes. Besa el aire. Acuna al viento.
Y sonríe, ríe, llora, ama.
Catarsis. Orgasmo.
Lo demás no existe.
4 comentarios:
Cuando mueras quedarán de ti los escritos de tu alma, tus besos dados a destiempo, tus abrazos sin motivo y los polvos inesperados.
Si necesitas un coco para lo último, tu posteridad está asegurada.
Tremendo... me he quedado sin palabras, viendo comprendo el por que todos somos copias genéticas. Mismos sentimientos, mismas emociones... sensibilidad desbordada. Emociones escritas.............................................
De la letanía surge la vitalidad, del chaos el orden, del silencio el viento, y te dejas llevar en el aire para aterrizar nuevamente. Un abrazo.
Jaja! Vale. Tendré eso en cuenta eso último como otra alternativa coco ;).
De verdad Steam Man?? Entonces...mis extrañas especulaciones no son tan extrañas, después de todo.
Otro abrazo par ti giovanni!
Publicar un comentario