lunes, junio 20, 2005

I'm happy

Soy TAN Feliz.
Quiero decir, que la felicidad no es más que un estado momentáneo de inmensa satisfacción. Si no fuera momentáneo, la satisfacción no sería inmensa siempre, pues eso debe ser algo imposible.
Y yo, ahora, justo en este instante, soy FELIZ. Me encuentro en ese momento, ese segundo, minuto, hora, día..o lo que quiera durar. Y sé que no será para siempre. Pero incluso por eso mismo, lo disfruto y saboreo con más regocijo si cabe.
La fortuna me sonríe. El sol me ilumina. La suerte está de mi parte y las estrellas fugaces me responden.
Dios mío ¡es increíble!.
Y todo se debe a un cúmulo de ciscunstancias favorables que hace que sonría mientras escucho música por la calle, que me ría de los retrasos en la carretera y que minimalize los roces diarios.

Y es que, a pesar de las dudas, de los remordimientos, de los interminables peros, cuando haces lo que realmente quieres, con el corazón, cuando no piensas más allá y te lanzas, y te sale bien..es un subidón.
Ahora lo he descubierto.

Este fin de semana he estado en Londres. Ha sido magnífico. No sólo por Londres en sí, que también. Sino por lo que el realizar este viaje ha significado para mí.
Ha sido un nuevo abismo que he salvado. Una nueva superación. Un nuevo paso hacia el enrequecimiento personal, y, por qué no, la madurez.
Si el viaje a Cuba fue mi primer decubrimiento al resto del mundo, éste ha sido su continuación. Pero añadiendo el plus de independencia y sentimiento de autonomía que me ha aportado.
El coger por primera vez sola un avión, dirigiéndome medio desamparada (o así me sentía) a una ciudad desconocida, (y sin estar segura del idioma que pretendía hablar, por supuesto) y salir airosa de ello...es una de las mejores satisfacciones recibidas.
Y cómo no hablar del impacto que me ha causado Londres. La misma Europa y una Europa tan diferente a la mía. En todo.
La primera impresión (a parte del control que tienen en los aeropuertos comparado con España) fue el verde de las afueras de Londres, en Luton, que, por supuesto, me recordó a mi Asturias natal y que poco tiene que ver con el verde de Barcelona. La segunda...ver los coches conducir al revés :).
En realidad no me di cuenta de ello hasta que tuve la visión de un lo que yo creía conductor comiendo despreocupadamente en su asiento una tarrina gigante de helado mientras miraba su pocket pc. Me dió un vuelco el estómago (literalmente) y pensé: "¡¡Pero qué hace!!¡¡Está loco!!¡¡Se la va a pegar!!"
Caundo me di cuenta de que él no era el conductor, y que el susodicho se encontraba a su lado. Entonces no pude reprimir la semi carcajada y reírme de mí misma por el despiste.
Aunque, aún sabiéndolo, no deja de impresionar el ver a niños en el asiento acostumbrado al conductor o de dar cierto vértigo el coger las rotondas en sentido contrario y ver como te adelantan por la derecha.
Además, aunque los coches son los mismos que puedes encontrar aquí, hay muchos más coches de "clase más alta", por llamarlo de alguna manera. Abundan los BMW's, Mercedes, Audi's y VW mucho más que en Barcelona. Y los deportivos Lexus y parecidos que aquí son menos vistos.
Por supuesto, los típicos autobuses de dos plantas no dejan de ser curiosos, sobretodo el hecho de que los asientos sean prácticamente sillones.
Y la gente. Gente variopinta. De todas las razas, de todos los colores. Gente que parece sacada de películas y videoclips.
No, después de todo, Barcelona no es tan cosmopolita como cree.
Parejas de negros de mediana edad, con su sombrero de bombín y su chaqueta de punto, conduciendo su enorme furgoneta de destacado color.
No, eso no lo suelo ver en Barcelona.

Y los edificios. Bajos. Monumentales. Artísiticos. Curiosos bajo mi punto de vista. Más estéticos y bonitos. Una ciudad baja. En la que destaca la impactante y cuidada publicidad exterior de las vallas, los autobuses, el metro, los edificios.


Continuará...y pendiente de actualización por circunstancias adversas

3 comentarios:

Laura dijo...

No conozco Barcelona en exceso, pero lo que conozco, me hace estar de acuerdo contigo. Barcelona no es tan cosmopolita ni sus modernillos son tan modernillos ;-)
Pero eso es, precisamente, lo precioso de Barcelona. Que es ciudad pero también es pueblo y que sigue manteniendo ese "no-sé-qué" que la hace ser ella.

Londres es impresionante (yo no lo cambio por nada!!!) pero muchos se quejan de que tiene tantas identitadades que le falta identidad propia. Quizá. O quizá por eso lo adoro. Porque es un país en sí mismo, un mundo y si me apuras (y es que soy de Bilbao!) un universo.

O se ama o se odia Londres cuando se visita la primera vez. Luego, cuando se pasa uno aquí media vida, se ama y se odia a la vez. Un contigo ni sin tí. Un dolor de cabeza constante mientras paseas por sus calles a prisa, y un ahogo en el pecho, que te sorprende de repente, cuando te alejas más de 5 días.

Un tal Dr Johnson dijo en el Siglo XVIII: "If you're tired of London, you're tired of life" y algo de razón no le falta. Sólo que no todos buscamos exprimirle el mismo tipo de jugo a la vida.

Anónimo dijo...

Bueno, illa. La cosa va bien, eres feliz y me alegro más de lo que puedas imaginar.
No te emborraches, amiga mía. En tiempos pretéritos decíamos: "A tope de marcha"... Y es cierto. Son cuatro días y hay que vivirlos a tope. Pero no te emborraches. Las borracheras, aun siendo psicológicas, no te dejan vislumbrar al cien por cien lo bello.
Y tan distinto es Londres?
No tendrá también su lado oscuro?
Y si Barcelona parece un pueblo. Cómo será Madrid para un londinense?

chin dijo...

En tu lista de viajes no te olvides de incluir Amsterdam. Puede que sea la ciudad europea con la media de Edad más joven y los Holandeses son más acogedores.