miércoles, junio 08, 2005

Fatalidad

Cuando olvido el paraguas, llueve. Si lo llevo, resplandece el sol. El día que salga tarde de casa, el autobús llegará antes y lo perderé, cuando cada día me hace esperar 10 minutos. Y si ese día tengo prisa, por supuesto, llegaré tarde. Mientras que ayer, que no tenía horario, la caravana desapareció y llegué media hora antes a mi destino.
Lo mismo me pasa con las sandalias y las chaquetas: si me abrigo, de repente el día es el más caluroso del mes. Si voy en sandalias y tirantes...el frío viento del norte hace acto de presencia hasta en mis huesos.
Aquella preciosa falda que veía día tras día en la tienda que tengo de paso, desaparece el día en que por fin voy a comprarla. Y si necesito urgentemente enviar un email...cae el servidor.

La fatalidad me persigue, y dicen que es culpa de un tal Murphy.
Rogaría a este señor que dejara de divertirse a mi costa.

6 comentarios:

Unknown dijo...

Se EXACTAMENTE a lo que te refieres, a veces el mundo entero está en tu contra...

Anónimo dijo...

Jum... a mi tambien me pasa, creo que el señor ese nos persigue a muchos :P

coco dijo...

Hay quien dice que Murphy era un optimista, yo creo que era un poco cabrón.
Otro día hablamos de los fractales, del caos y del orden, que hoy estoy un poco espeso.

Lince dijo...

yo me sorprendo mucho, pero cada vez me cuesta menos reirme de estas cosas.
creo que me estoy convirtiendo en un mini Chendler.

un beso.

Zifnab dijo...

Yo pensaba que Murphy solo la había emprendido conmigo. Un día que estaba sólo en la playa, me entró antojo de colchoneta. Me fui a una tienda de colchonetas que hay cerca de donde estaba, me compro una amarilla. Llevaba un bolsito, una toalla, una esterilla, una camiseta y un cigarro en una mano y la colchoneta en la otra. Al regresar a la playa hacía mucho viento y llevaba tal follón de cosas que la colchoneta estuvo a punto de escapárseme. Así que cojo la colchoneta la dejo en el suelo y comienzo a ordenar las cosas. Me pongo la camiseta, me coloco el bolsito, me pongo en el sobaquillo la esterilla la toalla en el hombro y cuando presa de la relajación le voy a dar una calada al cigarro me doy cuenta de que está descapullado. Una idea horrible pasa por mi cabeza. Miro hacia la colchoneta que está intacta, cuento uno dos y tres y oigo plofff (la brasa del cigarro habia ido a parar justamente a la colchoneta en el suelo). A tomar por culo la colchoneta. Como seguía teniendo antojo me fui a tomar por saco a comprarme otra. Me daba vergüenza mostrar mis carencias a los que me acababan de vender una.

Y te agradezco que te olvides los paraguas. No se porque pero entre que los pierdo y que la gente que los porta acostumbra a golpearme despiadadamente con ellos les tengo algo de tirria. Eso si, tu no te mojes. Ya veremos como me las apaño para que no lo hagas sin paraguas de por medio.

Me ha quedado un poco largo. :-D

Se feliz

Msc dijo...

¿Se me permite firmar debajo?. Por lo que me toca, que tampoco está mal.