Me gusta el estado de mareo en que me inunda el alcohol. No la borrachera, sino el "puntillo", en el que dices o haces lo que quieres hacer o decir en ese mismo momento y aún controlas tus movimientos y conciencia.
Es genial. Porque mi memoria se agudiza y me acuerdo de todo lo que tenía o debía decir y que normalmente se me olvida.
Cada vez que bebemos alcohol matamos neuronas. Quizá. Pero a mi memoria parece que eso le sienta bien.
Vamos, todo esto para decir que cuando bebo demasiado..no callo. Comienzo a hablar y hablar y pobre de aquel que se encuentre a mi lado porque soy capaz de explicarle cada filosofada varia que se me ocurra, o, aún peor, todas mis andaduras hasta el día de hoy con puntos y comas.
El caso es que me encantan las celebraciones, y beber sin darme cuenta hasta que de repente noto que todo lo que he bebido se me sube a la cabeza, las mejillas se me sonrojan y comienzo a hablar de todo como una loca.
Me gusta porque entonces mis conocidos me miran divertidos y con esa mirada que parece decir: "No ha bebido nada y ya le ha subido, !no cambia¡"(Bueno, o quizá sí haya bebido bastante, pero en todo caso, siempre me ofrecen esa mirada cariñosa, del que te conoce y te quiere por tus rarezas). Y yo les devuelvo la mirada acompañada de una enorme sonrisa. Les quiero más aún de lo que les quiero normalmente y me enfrasco en conversaciones que me son tan agradables que nunca terminaría.
Claro que el secreto está en hacerlo únicamente de forma puntual, y sin sobrepasar el límite que mi estómago permite.
3 comentarios:
A las neuronas les da lo mismo... total, están borrachas.
Como dice el amigo mazi, mueren las neuronas débiles y sólo sobreviven las fuertes, así que en realidad el arcol es bueno para el cerebro.
Arcol bueeeenoooo, arcol bueeeenoooo
Alguna relación peligrosa hay entre beber y hablar, indudablemente :P
Creo que en el fondo nos baja las defensas del angelito bueno... y si no, siempre esta Biter para cogerlo, quemarlo o echarlo al bater si hace falta XDDD
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