No me había dado cuenta hasta ahora de lo mucho que, en poco tiempo, he cambiado. No sé exactamente en qué, pero siento que ya no soy la misma.
Y sobretodo, lo noté en la noche de ayer. La noche de Nochebuena.
Lo noté en cosas superficiales: No disfruté tanto de la cena. Me reí mucho, sí, pero los suculentos platos no despertaron la menor emoción en mí.
Y la pereza. Por primera vez en mi vida no me apetecía arreglarme. No me apetecía salir. No me apetecía rodearme de gente desconocida en cualquier local y pasar ese día bailando cualquier música sin sentido. Miraba la ilusión de esa niña de 15 años en sus regalos con comprensión y sonrisas. Pero ya no compartía ese sentimiento.
Eché de menos a mi familia. ¡Puf, cuánto la eché de menos! Esto tampoco me había pasado nunca.
Llamé a mis primos y a mis tios. Que en el otro extremo de la península celebraban juntos este día. Y nosotros aquí, en la distancia, echando de menos ..no sé..el ambiente familiar, supongo.
Esa noche me metí en la cama, en pijama, cerrando los ojos y deseando que las fiestas pasasen ya. Que no me tuviese que vestir, ni arreglar, ni comer. Abrazarme a la almohada y ya está. Nada más.
Pero ésta no soy yo. ¡Que me ha pasado!
Me da igual la celebración pq me falta gran parte de las personas con las que la quiero pasar.
2 comentarios:
La gente cambia, algunos se van y otros se quedan. Es normal que de un año para otro (hasta de un día para otro!!) veas las cosas de forma diferente, y a veces eso puede llegar a marearte. Pero aun así, por mucho que cambies, sigues siendo tú misma.
Echar de menos a la familia, o a los amigos que están lejos, o a quien sea, hace que te preguntes cuál es tu sitio. Tu pueblo? Tu país? El pueblo donde esté tu familia? No, tu sitio es donde estés tú. Sea donde sea, vayas adonde vayas, el suelo que estés pisando será tu sitio. Un sitio pequeño porque tan sólo ocupa dos pies, pero nunca te abandona. Siempre tendrás un lugar en el que sentirte como en casa: tu sitio.
Todo esto para decirte que aunque eches de menos a tu familia porque puedas hablar con ellos pero no tocarlos, aprovecha y toca a tu novio. Viciosillaaaaa!!
En el comentario anterior te han escrito:
"...tu sitio es donde estés tú."
Es exactamente lo que siempre he pensado.
Me gusta lo que escribió Coloma Fernandez Armero en su libro "Querida Yo":
DONDE TENGO EL ARMARIO TENGO EL CORAZÓN
He ido y venido varias veces, hasta este último viaje [Nota mía: está en Nueva York]. He vivido en casas de amigos, en aparthoteles, en habitaciones alquiladas. Y ésta es la primera vez que me siento instalada. Me he dado cuenta al abrir el armario. He visto mi perfume, mis cajas para las sortijas y mi agenda, colocadas de la misma manera que en el armario de Madrid. Ésta es mi casa. Donde tengo el armario, tengo el corazón.
Saludos.
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