martes, febrero 28, 2006
Y después del desarme...
Dicen que de todo que se aprende (sobretodo de los errores), que nada pasa en vano y que no hay mal que por bien no venga.
Pues debe ser verdad cuando a fuerza de estrellarnos, aprendemos las lecciones.
Reconozco mis dos enormes defectos, que no únicos: el despiste, y el apocamiento. Los poseo en grado sumo, ambos. Aunque hasta hace poco no sabía hasta qué punto podían perjudicarme.
Del primero, a pesar de haber sido reprendida toda la vida por su causa, nunca me había peocupado en exceso. Forma hasta tal punto parte de mí que sin él, yo no sería yo, e incluso en algunos aspectos, llegué a convertirlo en mi punto fuerte.
Pero hay que aprender a evolucionar y superarse. El despiste no es favorable en la mayoría de situaciones, y debo aprender a dividir las esferas de mi vida, desterrándolo de alguna de ellas. Eso he aprendido y eso estoy consiguiendo.
Y el apocamiento..que jamás nadie me echó en cara ni creí que fuera perjudicial, puede autodestruir a aquel que lo posee sin límite. También hay que punzarlo e inculcarle el no avasallamiento por simple educación.
De cómo se forja nuestra personalidad, de como socializamos.. hay tanta teoria escrita que parece que podamos amoldarla a nuestro gusto. Pero al final siempre acaba surgiendo la propia naturaleza, de los escombros.
Pero a pesar de eso, se evoluciona. Y, aunque esas facetas jamás lleguen a desaparecer de tu vida, ni dejen de definirte de algún modo, sí podemos aprender a inhibirlas en determinmadas situaciones. Como si de un rol se tratara. Ahora dejo de ser la yo despistada, apocada y despreocupada; para ser la yo resolutiva, desafiante y meticulosa.
Cicatrizada.
sábado, febrero 25, 2006
Carna
Me despierto de madrugada. Con la intranquilidad en el cuerpo y la digestión pesada en el estómago.
Todas las imágenes del día vuelven a mí, todas las canciones y todas las infinitas posibilidades.
A kilómetros de distancia, una mujer cuenta los minutos que separan una contracción de otra, deseosa de que aquello acabe y, al mismo tiempo, disfrutando cada espasmo. Rechazando cualquier atenuante.
A su lado, su amante marido la acompaña. Apabullado ante el milagro de la vida.
Saltos en el tiempo. Futuro. Pasado.
Carnaval. Y risotadas de máscaras hechizeras que gustan de burlarse del asombro ajeno. Tradiciones de orígenes supersticiosos (Pero a fines del siglo XX varios autores comenzaron a sospechar el origen pagano del nombre. Carna sería una diosa celta de las habas y el tocino. También estaría conectada con fiestas indoeuropeas, dedicadas al dios Karna (que en el Mahabhárata aparece como un ser humano, hermano mayor de los Pándavas, hijo del dios del Sol y la reina Kuntí) que conviven con ciencias y tecnologías cuya naturaleza rechaza la adoración a cualquier cosa que no sea ella misma.
Amalgama de coincidencias en el tiempo y espacio.
Y yo con la angustia en mi ombligo. Mientras el mundo gira, las catástrofes se suceden y la vida evoluciona.
Testadurez del ego que todo lo inunda, del cuerpo que todo lo posee y de la conciencia que todo analiza.
Aún busco su botón del pause o el menú de títulos.
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Todas las imágenes del día vuelven a mí, todas las canciones y todas las infinitas posibilidades.
A kilómetros de distancia, una mujer cuenta los minutos que separan una contracción de otra, deseosa de que aquello acabe y, al mismo tiempo, disfrutando cada espasmo. Rechazando cualquier atenuante.
A su lado, su amante marido la acompaña. Apabullado ante el milagro de la vida.
Saltos en el tiempo. Futuro. Pasado.
Carnaval. Y risotadas de máscaras hechizeras que gustan de burlarse del asombro ajeno. Tradiciones de orígenes supersticiosos (Pero a fines del siglo XX varios autores comenzaron a sospechar el origen pagano del nombre. Carna sería una diosa celta de las habas y el tocino. También estaría conectada con fiestas indoeuropeas, dedicadas al dios Karna (que en el Mahabhárata aparece como un ser humano, hermano mayor de los Pándavas, hijo del dios del Sol y la reina Kuntí) que conviven con ciencias y tecnologías cuya naturaleza rechaza la adoración a cualquier cosa que no sea ella misma.
Amalgama de coincidencias en el tiempo y espacio.
Y yo con la angustia en mi ombligo. Mientras el mundo gira, las catástrofes se suceden y la vida evoluciona.
Testadurez del ego que todo lo inunda, del cuerpo que todo lo posee y de la conciencia que todo analiza.
Aún busco su botón del pause o el menú de títulos.
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jueves, febrero 23, 2006
Seguimos: Tanka
Recojo el testigo del hombre sencillo (porque soy fiel a mi naturaleza seguidora de todo tipo de cadenas) y continúo así con la tradición de la Tanka.
Las reglas son estas:
*Cada jugador invitará a dos participantes, indicándoles las reglas del juego y avisándolo en su blog.
*El invitado iniciará su composición con la frase "pivote" del participante anterior, quien deberá resaltarla con cursivas y en color rojo.
*La forma será de tanka (tipo de poesía tradicional japonesa.)
La forma tradicional consta de cinco versos de 5-7-5-7-7 sílabas.
Un tanka puede ser un texto, dividido en cinco partes, usando treinta y una sílabas o menos, permitiendo que fluya la prosa poética dictando la longitud de las líneas que quedarán separadas por signos de puntuación.
La disposición de las sílabas puede ser irregular pero siempre conservando el mismo número de versos.
El invitado escogerá la unidad ritmica que desee.
EJEMPLO:
TANKA DE "Kostas"
Dame tu amor.
Acaricia mi alma
Quiebra mis dudas.
Navega en mi nave
Incendiando los días.
TANKA DE "La Mosca Cojonera"
Sueño con soñar y,
quiebra mis dudas.
Que mi sueño deseado
se haga sin quererlo,
de una vez realidad
Tanka de "Un hombre sencillo"
Que mi sueño deseado
desee realizarse.
Que mi deseo
soñado sueñe sueños
soñando en tres deseos.
Y me toca. Su frase pivote era Que mi deseo así que..
Que mi deseo
extenue mi razón
acechándome
la esquina vagabunda
dónde nace la nada.
Y paso esta tarea, si osan aceptar, claro..a Kan y a Chocoadicta
Las reglas son estas:
*Cada jugador invitará a dos participantes, indicándoles las reglas del juego y avisándolo en su blog.
*El invitado iniciará su composición con la frase "pivote" del participante anterior, quien deberá resaltarla con cursivas y en color rojo.
*La forma será de tanka (tipo de poesía tradicional japonesa.)
La forma tradicional consta de cinco versos de 5-7-5-7-7 sílabas.
Un tanka puede ser un texto, dividido en cinco partes, usando treinta y una sílabas o menos, permitiendo que fluya la prosa poética dictando la longitud de las líneas que quedarán separadas por signos de puntuación.
La disposición de las sílabas puede ser irregular pero siempre conservando el mismo número de versos.
El invitado escogerá la unidad ritmica que desee.
EJEMPLO:
TANKA DE "Kostas"
Dame tu amor.
Acaricia mi alma
Quiebra mis dudas.
Navega en mi nave
Incendiando los días.
TANKA DE "La Mosca Cojonera"
Sueño con soñar y,
quiebra mis dudas.
Que mi sueño deseado
se haga sin quererlo,
de una vez realidad
Tanka de "Un hombre sencillo"
Que mi sueño deseado
desee realizarse.
Que mi deseo
soñado sueñe sueños
soñando en tres deseos.
Y me toca. Su frase pivote era Que mi deseo así que..
Que mi deseo
extenue mi razón
acechándome
la esquina vagabunda
dónde nace la nada.
Y paso esta tarea, si osan aceptar, claro..a Kan y a Chocoadicta
martes, febrero 21, 2006
ovŭlum
El otro día charlaba con mi madre sobre la donación de óvulos, acerca de todas las posibilidades que aportaba el poder donar óvulos y, también, todas las reticencias existentes ante la misma posibilidad.
El azar quiso que me topara con un artículo en la revista CNR que trataba sobre ello, y conseguí así algo de información extra sobre el tema, que casi desconocía por completo.
A priori, mi actitud hacia esta práctica es positiva. Lo veo como una gran solución para todas aquellas mujeres que quieren ser madres pero, por una razón u otra, se ven incapacitadas para ello. Y al mismo tiempo, no veo nada reprochable en donar tus propios óvulos a cambio de algún tipo de retribución con el fin de ayudar a alguien a ser madre.
Pero mi primera reticencia llega al caer en la cuenta de que, al donar nuestros óvulos, no estamos dando simplemente una parte de nosotros y que ayuda a otras personas, sino que con ello, donamos todos nuestros genes, con todo lo que ello conlleva. No se puede comparar a la simple donación de sangre, o de un órgano. Donando nuestros genes, estamos determinando a una futura persona, cuya herencia genética provendrá directamente de la nuestra. Cabe esperar que gran parte de su condición física e incluso psíquica, vendrá determinada por la nuestra, y eso sí lo veo una enorme responsabilidad.
Ir donando nuestros genes alegremente y sin control, teniendo hijos repartidos por el mundo a los que no conoceremos.... ¿Hasta qué punto es ético? O no ya ético, sino..¿hasta qué punto es un acto humano(en el más amplio sentido de la palabra).?
Luego entran en consideración otros factores como los tratados en el artículo de la revista, que nos habla del amplio mercado que se ha generado en torno a la donación de óvulos en Estados Unidos, dónde incluso se buscan perfiles muy definidos y concretos de chicas (como las muy demandadas chicas altas,rubias, de ojos azules y con calificaciones universitarias de al menos notable alto).
Y aquí sí entramos en el terreno de qué podemos o no considerar ético y moral. La donación de óvulos, que en principio se presenta como un acto altruista y en pro de la evolución, pasa a convertirse en un mero mercado de negocio donde se subastan óvulos y la especulación está a la orden del día.
Esto ni es ético, ni es moral. O eso creo. Porque en realidad ni yo misma estoy segura.
¿Hasta qué punto podemos censurar a alguien que dona voluntariamente una parte de su ser para crear vida?¿Es reprobable que saque beneficios de ello?
Creo que, a fin de cuentas, lo único que me hace fruncir el ceño ante esta práctica convertida en negocio (a parte del nombrado convertida en negocio, que aporta el tan conocido peligro añadido de convertirnos a nosotros mismos en mera mercancía, sin ningún otro tipo de valores), es el hecho de que nos rebelemos contra las leyes de la naturaleza y contra la propia ley de la evolución al jugar con la creación de vida de esta manera. No por nada en Europa se establece un límite para la donación de óvulos ( a un máximo de seis, por posibles problemas futuros de consanguinidad).
Pero..¿acaso no nos rebelamos contra ella cada día en la lucha contra el cáncer?¿O cuando se salvan vidas gracias a los transplantes de órganos?¿O de bebés que sin la existencia de cesárea o incubadoras no habrían sobrevivido?
Y todo ello ha ayudado a mejorar nuestra calidad de vida. Entonces, ¿por qué tendría este caso que ser diferente?
Jugar a ser dioses (entendido como lo que rige toda naturaleza)...parece nuestra única meta.
El azar quiso que me topara con un artículo en la revista CNR que trataba sobre ello, y conseguí así algo de información extra sobre el tema, que casi desconocía por completo.
A priori, mi actitud hacia esta práctica es positiva. Lo veo como una gran solución para todas aquellas mujeres que quieren ser madres pero, por una razón u otra, se ven incapacitadas para ello. Y al mismo tiempo, no veo nada reprochable en donar tus propios óvulos a cambio de algún tipo de retribución con el fin de ayudar a alguien a ser madre.
Pero mi primera reticencia llega al caer en la cuenta de que, al donar nuestros óvulos, no estamos dando simplemente una parte de nosotros y que ayuda a otras personas, sino que con ello, donamos todos nuestros genes, con todo lo que ello conlleva. No se puede comparar a la simple donación de sangre, o de un órgano. Donando nuestros genes, estamos determinando a una futura persona, cuya herencia genética provendrá directamente de la nuestra. Cabe esperar que gran parte de su condición física e incluso psíquica, vendrá determinada por la nuestra, y eso sí lo veo una enorme responsabilidad.
Ir donando nuestros genes alegremente y sin control, teniendo hijos repartidos por el mundo a los que no conoceremos.... ¿Hasta qué punto es ético? O no ya ético, sino..¿hasta qué punto es un acto humano(en el más amplio sentido de la palabra).?
Luego entran en consideración otros factores como los tratados en el artículo de la revista, que nos habla del amplio mercado que se ha generado en torno a la donación de óvulos en Estados Unidos, dónde incluso se buscan perfiles muy definidos y concretos de chicas (como las muy demandadas chicas altas,rubias, de ojos azules y con calificaciones universitarias de al menos notable alto).
Y aquí sí entramos en el terreno de qué podemos o no considerar ético y moral. La donación de óvulos, que en principio se presenta como un acto altruista y en pro de la evolución, pasa a convertirse en un mero mercado de negocio donde se subastan óvulos y la especulación está a la orden del día.
Esto ni es ético, ni es moral. O eso creo. Porque en realidad ni yo misma estoy segura.
¿Hasta qué punto podemos censurar a alguien que dona voluntariamente una parte de su ser para crear vida?¿Es reprobable que saque beneficios de ello?
Creo que, a fin de cuentas, lo único que me hace fruncir el ceño ante esta práctica convertida en negocio (a parte del nombrado convertida en negocio, que aporta el tan conocido peligro añadido de convertirnos a nosotros mismos en mera mercancía, sin ningún otro tipo de valores), es el hecho de que nos rebelemos contra las leyes de la naturaleza y contra la propia ley de la evolución al jugar con la creación de vida de esta manera. No por nada en Europa se establece un límite para la donación de óvulos ( a un máximo de seis, por posibles problemas futuros de consanguinidad).
Pero..¿acaso no nos rebelamos contra ella cada día en la lucha contra el cáncer?¿O cuando se salvan vidas gracias a los transplantes de órganos?¿O de bebés que sin la existencia de cesárea o incubadoras no habrían sobrevivido?
Y todo ello ha ayudado a mejorar nuestra calidad de vida. Entonces, ¿por qué tendría este caso que ser diferente?
Jugar a ser dioses (entendido como lo que rige toda naturaleza)...parece nuestra única meta.
lunes, febrero 13, 2006
La no entidad
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Nos volvemos a ver por casualidad y se nos escapa la risa tonta. Un intercambio de sonrisas bobaliconas de apenas tres segundos de duración.
Pocas veces hemos compartido más que un hola y las susodichas sonrisas o indecisos silencios, pero tenemos nuestra cita diaria; y el coincidir fuera de ella ha despertado nuestra actitud más infantil. Como si fuéramos dos adolescentes enamorados en secreto.
Entonces llego a casa, y como cualquier niña cursiloide de principos de siglo, me empapo de Orgullo y Prejuicio: de la serie de la BBC, de los diversos largometrajes, de la novela en inglés, la novela en español...Y ahí vuelve a estar: la sonrisa tonta ante el recuerdo de nuestros segundos; y yo reencarnada en una moderna Madame Bovary.
Cómo no me dé pronto por otro tipo de heroínas, me tiro por la ventana.
domingo, febrero 12, 2006
Podría
Podría hablar simplemente de la increíble actuación. (Enorme y poderoso directo, por cierto). De la emoción y fenómeno del fan (entre los que me incluyo, aunque jamás creí llegar a ser uno de ellos), que corea los estribillos alzando las manos con la expresión en éxtasis, y juntando a gente que rondaba de los 20 a los 35 años aprox.
De la carencia, para mi gusto, de pantallas en el Palau Sat Jordi y de un escenario de más metros cuadrados. O del nivel tecnológico unipersonal que hemos ido alcanzando en los últimos tiempos, que ha hecho sustituir el mítico mechero por luminosas luces provinientes de cientos de móviles y cámaras (curiosa imagen debía tener el cielo).
De las canciones-himno, que se convierten en bandera para más de una generación. De la necesaria evolución de todo grupo musical, o no. Y del negocio que rodea todo concierto (llegando a ofrecer cervezas a 6 euros y cubatas a 20, que la gente consumía sin problemas).
Podría hablar, incluso, de la condición misma del ser humano y sus necesidades, que hace que nos reunamos alrededor de otros seres humanos que nos ofrecen extraños sonidos vocales y musicales que creemos grandiosos y nos obliga a bailar, cantar y batir palmas. ¿En qué punto de nuestro cerebro nace la felicidad que nos aporta esta actividad?
De la evolución de la música, desde el invento del tambor a la creación de sonidos electrónicos (¿por qué hay gente que no lo ve igual de válido cuando estos instrumentos han sido igualmente creados por el ser humano con el fin de crear sonidos de forma artificial?)
O de lo bonito que debe ser haber llevado una existencia que aporta tanto a los demás. Creadores de filosofía de vida, iconos de un estilo, haciendose su lugar en el libro de la historia musical.
Podría hablar de todo esto extensamente, porqueen todoesto pensaba mientras disfrutaba de las canciones de mi grupo preferido el pasado viernes. Mientras, irracionalmente, mi corazón daban un vuelco ante cada giro musical y deseaba gritar yabrazar a aquellas personas que provocaban todo aquello.
Pero sólo lo nombro y me quedo con la experiencia y mis reflexiones, que es lo que vale.
Y ahora..como toda friki-fan..el cuerpo me pide que diga: Depeche forever! eea! (o algo así decía Gahan cada dos por tres..a ver si va a resultar que no le separan tantas cosas de Julio Iglesias como todos pensamos..XD).
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De la carencia, para mi gusto, de pantallas en el Palau Sat Jordi y de un escenario de más metros cuadrados. O del nivel tecnológico unipersonal que hemos ido alcanzando en los últimos tiempos, que ha hecho sustituir el mítico mechero por luminosas luces provinientes de cientos de móviles y cámaras (curiosa imagen debía tener el cielo).
De las canciones-himno, que se convierten en bandera para más de una generación. De la necesaria evolución de todo grupo musical, o no. Y del negocio que rodea todo concierto (llegando a ofrecer cervezas a 6 euros y cubatas a 20, que la gente consumía sin problemas).
Podría hablar, incluso, de la condición misma del ser humano y sus necesidades, que hace que nos reunamos alrededor de otros seres humanos que nos ofrecen extraños sonidos vocales y musicales que creemos grandiosos y nos obliga a bailar, cantar y batir palmas. ¿En qué punto de nuestro cerebro nace la felicidad que nos aporta esta actividad?
De la evolución de la música, desde el invento del tambor a la creación de sonidos electrónicos (¿por qué hay gente que no lo ve igual de válido cuando estos instrumentos han sido igualmente creados por el ser humano con el fin de crear sonidos de forma artificial?)
O de lo bonito que debe ser haber llevado una existencia que aporta tanto a los demás. Creadores de filosofía de vida, iconos de un estilo, haciendose su lugar en el libro de la historia musical.
Podría hablar de todo esto extensamente, porqueen todoesto pensaba mientras disfrutaba de las canciones de mi grupo preferido el pasado viernes. Mientras, irracionalmente, mi corazón daban un vuelco ante cada giro musical y deseaba gritar yabrazar a aquellas personas que provocaban todo aquello.
Pero sólo lo nombro y me quedo con la experiencia y mis reflexiones, que es lo que vale.
Y ahora..como toda friki-fan..el cuerpo me pide que diga: Depeche forever! eea! (o algo así decía Gahan cada dos por tres..a ver si va a resultar que no le separan tantas cosas de Julio Iglesias como todos pensamos..XD).
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miércoles, febrero 01, 2006
Trece meses después
Hoy he ido a una entrevista de trabajo.
No es que quiera dejar el mío, pero unos ex-compañeros dieron mi nombre, por lo que me sentía en compromiso con ellos, y también, por qué no, por curiosidad.
Fui mucho más segura que hace un año, cuando buscaba mi primer trabajo en serio (quiero decir, no trabajando por nada). Claro que entonces no tenía nada y quería encontrar algo desesperadamente, y ahora iba más relajada, con mi trabajo en el bolsillo y opciones dónde elegir. La situación no era la misma.
Pero sí. Me vi más segura, y, sobretodo, sabía qué buscaba y qué quería. Qué preguntas debía hacer, qué era lo superficial, y qué lo importante. Y no me dejaba cegar por las flores que se echaban en propio tejado.
Trece meses después, he aprendido algo del mundo laboral. O eso me ha parecido.
Pero mi mayor seguridad ha hecho flaquear uno de mis puntos débiles: la sinceridad y espontaneidad.
Me cuesta mentir (aunque no omitir). Y ante preguntas directas mis verdaderos pensamientos salen por mi boca sin pagar peaje antes, por lo que a veces pueden ser muy inoportunos.
Lo dije todo. Lo que me parecía bien, lo que me parecía mal...Aunque casi en el mismo instante me pregunté si debía haberlo dicho o no. Pero no me retracté de lo dicho, porque creo en ello firmemente.
Él casi me ayudó a explicarme, para acto seguido decir que no opinaba lo mismo. No me importaba, y así se lo dije. Era mi opinión.
Hay cosas que no funcionan bien en este sector de cara a los trabajadores. Y hay otras que, sin embargo, parecen hasta privilegios. Pero no por ello hay que dejar de poner las cosas en su sitio.
La oferta no me interesaba. Y también se lo dije. Le disgustó. No creo que tanto porque quisiera contratarme como por el hecho de que no deben estar acostumbrados a que una casi inexperta rechace sus ofertas.
Pero ofrecían menos, y rebajaban mi cargo (aunque no el nombre del mismo, siempre saben guardar las apariencias).
Salí contenta porque en ningún momento dudé de mí misma durante toda la entrevista, aún sabiendo que teníamos puntos de vista opuestos en ciertos aspectos. Y porque su oferta confirmaba todos mis razonamientos. Aunque haya gente que aún no se haya dado cuenta.
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No es que quiera dejar el mío, pero unos ex-compañeros dieron mi nombre, por lo que me sentía en compromiso con ellos, y también, por qué no, por curiosidad.
Fui mucho más segura que hace un año, cuando buscaba mi primer trabajo en serio (quiero decir, no trabajando por nada). Claro que entonces no tenía nada y quería encontrar algo desesperadamente, y ahora iba más relajada, con mi trabajo en el bolsillo y opciones dónde elegir. La situación no era la misma.
Pero sí. Me vi más segura, y, sobretodo, sabía qué buscaba y qué quería. Qué preguntas debía hacer, qué era lo superficial, y qué lo importante. Y no me dejaba cegar por las flores que se echaban en propio tejado.
Trece meses después, he aprendido algo del mundo laboral. O eso me ha parecido.
Pero mi mayor seguridad ha hecho flaquear uno de mis puntos débiles: la sinceridad y espontaneidad.
Me cuesta mentir (aunque no omitir). Y ante preguntas directas mis verdaderos pensamientos salen por mi boca sin pagar peaje antes, por lo que a veces pueden ser muy inoportunos.
Lo dije todo. Lo que me parecía bien, lo que me parecía mal...Aunque casi en el mismo instante me pregunté si debía haberlo dicho o no. Pero no me retracté de lo dicho, porque creo en ello firmemente.
Él casi me ayudó a explicarme, para acto seguido decir que no opinaba lo mismo. No me importaba, y así se lo dije. Era mi opinión.
Hay cosas que no funcionan bien en este sector de cara a los trabajadores. Y hay otras que, sin embargo, parecen hasta privilegios. Pero no por ello hay que dejar de poner las cosas en su sitio.
La oferta no me interesaba. Y también se lo dije. Le disgustó. No creo que tanto porque quisiera contratarme como por el hecho de que no deben estar acostumbrados a que una casi inexperta rechace sus ofertas.
Pero ofrecían menos, y rebajaban mi cargo (aunque no el nombre del mismo, siempre saben guardar las apariencias).
Salí contenta porque en ningún momento dudé de mí misma durante toda la entrevista, aún sabiendo que teníamos puntos de vista opuestos en ciertos aspectos. Y porque su oferta confirmaba todos mis razonamientos. Aunque haya gente que aún no se haya dado cuenta.
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