lunes, julio 11, 2005

Historias

Todo pueblo tiene su historia. Toda persona, todo piso, toda calle, incluso toda huella la tiene.
No me había dado tanta cuenta de ello hasta hace poco, y todo gracias al vestigio de una historia. Al comentario que dejó ver más allá, mediante el que se sabe que tras esas palabras, se esconde todo un mundo. Toda una época y emociones vividas, y todo fuertemente ligado a un lugar y unos habitantes concretos.

Mi pueblo es pequeño. Cuando llegué a él no llegaría a los 8000 habitantes. Ahora tendrá, no sé, ¿9000 quizá?.
Ha crecido mucho últimamente, pero ya había crecido antes de que yo llegara, y muchas personas ya tenían a él ligada su historia. Hasta ahora ni siquiera se me había ocurrido que pudiera ser así, tan en poca valía lo tenía.

Paca vivió en mi pueblo hace 30 años.
Eso fue antes de que yo naciera. Cuando mi pueblo era apenas una calle y tenía un único edificio de pisos. El mismo edificio que aún hoy se erige, no menos orgullosamente, en esa misma calle.
Me pregunta Paca si sigue en pie esa enorme planta dedicada a la fabricación de embutidos que daba de comer a todo el pueblo.
No, esa empresa quebró armando tremendo escándalo y cerró cuando yo fui a vivir a mi pueblo. Tenía 12 años. Y hace algunos menos, su estructura fue derruida.
Paca dice que ella vivía en el primer edificio que se construyó, al lado de la enorme empresa. Que vivió allí durante 3 años, y lo abandonó cuando su compañero murió en un accidente.
Lo comenta así de directa, parca, seria, sin vestigio de emoción pero sí con el curioso eco de épocas pasadas cubiertas por el polvo. No quiso seguir sacando de su gruta aquel recuerdo, supongo que eso significaría revivir dolorosas emociones.
Pero sí me dice que le encantaba mi pueblo, cree que porque en él pasó una de las épocas más felices de su vida.
Y yo me quedo con la sorpresa atragantada en la garganta y los ojos secos y vacíos en extremo. He estado a punto de decirle que justo en el lugar que ocupaba la antigua empresa están haciendo nuevos bloques de pisos, y que J. y yo planeamos allí nuestros propios días felices.
Pero callo porque esa será mi historia, y no quiero que sienta atropellada la suya por compartir el mismo espacio con la mía.

Ahora camino por las calles de este lugar y me pregunto cuántas historias más esconderá tras sus fachadas. Tras las ventanas cerradas o abiertas y tras las calles asfaltadas o las llenas de polvo.
Sobre cuántas vivencias se habrán abierto nuevos negocios y estarán ahora mismo viviendo sus vidas nuevas familias, que poco o nada tendrán que ver con aquellas del pasado que, por las circunstancias que fueran, siempre tendrán un hueco en su memoria para este entorno. Ese entorno que fue el suyo, y que ahora es el mío aunque yo nunca lo haya sentido así. Aunque sepa que nunca lo sentiré así hasta que lo abandone y lo mire con los ojos de mis recuerdos.

8 comentarios:

Kaloni dijo...

Así es, cuántas historias se esconden detrás de cada recodo del camino.
La nuestra, incluso, se escribirá algún día, en cada razonamiento, de cada persona, que recorra los pasos que nosotros recorrimos.

Un beso y feliz semana.

Ligeia dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
Ligeia dijo...

Es precioso este post dedicado a esa mujer, tantas historias de amores de secretos dichos en las esquinas que solo escucharon los protagonistas y las paredes encaladas en blanco... Genial...

givemeneck dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
givemeneck dijo...

Las casas, las fábricas, los edificios... se construyen y se destruyen. Y sólo son lugares que, en definitiva, tampoco son nada, sólo lo que la gente recuerda de ellos.

La historia de Paca me ha recordado a "Jaumic", un hombre (persona, para mí personaje -de los que darían para más de una peli-) del pueblo de mis abuelos, sin el cuál el pueblo no existiría. En verano, alterna su trabajo en el huerto con las partidas de cartas, y el taburete del bar con el banco de la plaza. En invierno... ¿qué hará en invierno?
Lleva la cuenta de todo aquel que llega. Si él no te ha visto llegar es que aún no estás allí.
Sólo sé las cosas que se cuentan de él. Algun día debería preguntarle a él mismo.

Mi primer comentario.
Illa, prometo muchos más :)

Zifnab dijo...

Como me gustan las pequeñeces. Alguien te narrara un día, y habida cuenta de lo duradero que soy, puede que sea yo. Entonces lo hare con mucho cariño. Y si no narrate tu, como lo haces hasta ahora

Msc dijo...

Todo tiene su historia. Lo bonito, y poco común, es dar ese paso adelante y escuchar como cada cosa o persona te susurra la suya

Anónimo dijo...

Happy holidays!