De repente me sentí tremendamente sola.
Me había separado de mis compañeras varias estaciones atrás, en el metro. Y éste llevaba diez minutos parado a causa de una incidencia. Toda mi familia se encontraba a kilómetros de distancia y mi compañero, a unos 40. Me acordé de lo acaecido en Valencia y un ligero ataque de pánico se apoderó de mí.
Y me sentí sola. Pues, ¿qué me unía a esta ciudad? ¿Por qué pintaba yo algo más aquí que en otro lugar?. ¿Por mi trabajo? Ninguno es para siempre. ¿Por mi pareja? Podíamos cambiarlo todo...
Unas jóvenes japonesas se sentaban frente a mí y me recordaban mi anhelo de visitar aquel pais y, quizá, compartir su estilo de vida.
Un vagabundo pedía la voluntad a cambio de kleenex para no dormir como un perro, en la calle.
Una sudamericana a mi lado hablaba a través de su teléfono móvil con el manos libres puesto y sin saber cómo quitarlo.
¡Y todo era tan cosmopolita! ¡Y todo era tan ajeno! ¿Qué pintaba yo allí?¿en aquella ciudad?¿En aquel metro?¿Hacia dónde viraba mi vida?
Me dejé llevar por la corriente para acto seguido arrepentirme de no haber aprendido a nadar mejor y así conducir según la fuerza de mis brazos mi propia vida.
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3 comentarios:
No sé los demás, pero en mi caso puedo sentirme extremadamente solo y hacerme las preguntas mas existenciales a pesar de estar rodeado por una multitud y a la inversa, puedo no sentirme solo cuando lo estoy. Todo depende de mi estado de ánimo y no de lo que me rodea.
El problema de la interculturalidad...
Pero no te me vas a encerrar y a comenzar a hablar (solamente) en catalán, please.
.)
Me pasa lo mismo Peter. Supongo que ése era uno de esos momentos.
Jaja tranquilo reuben.He tenido muchas tentaciones de encerrarme, sí, pero me sería imposible hablar únicamente en catalán (creo vamos). Y sí, creo que esa sensación era a causa de estas ciudades tan cosmopolitas, interculturales, que tenemos. Que lo ves todo al alcance de tu mano y lo ves todo lejano al mismo tiempo. En fin..
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