sábado, julio 22, 2006

Ran Pam rapataplán

Sería una tormenta de truenos, rayos y relámpagos. La lluvia no comenzaría hasta bien entrada la madrugada y dormiría con desasosiego. Él se levantaría para cerrar las ventanas abiertas de par en par, y ella le gruñiría cuando encendiese la luz de la habitación.
Más tarde, sería ella la que se levantase ante el saltar de los plomos.
Y así transcurriría la noche. En un ir y devenir de pisadas, quejidos y murmullos. En un ir a regañadientes y un devenir pesado y quejumbroso.
Al cabo de apenas 4 horas tocaría levantarse e ir al trabajo.
¡Mierda! !Las tormentas están para disfrutarlas, no para hacer de vigía!

1 comentario:

giovanni dijo...

Me gusta como lo cuentas. Las tormentas las he disfrutado lo más en mi juventud viviendo cerca del río Rin.
Saludos