A la espera de un nuevo y esperado estreno (Ya estrenado el pasado día 14 en EUA, y al parecer con buenas críticas). Esta vez, llevando a la pantalla la vida de la icono del pin-up y chica playboy Enero de 1955: Bettie Page.
The Notorious Bettie Page , dirigida por Mary Harron y protagonizada por Gretchen Mol (que no Scorsese ni Liv Tyler, como parecía que iba a ser al principio)
Clip de la película
Acerca de Bettie Page, en CultSirens
Entrevista a Bettie Page, el 11 de Marzo de 2006: A golden age for a PinUp
Es curiosa su reticencia a que le realizen fotos desde su desaparición de escena allá por los años '60, y como esta decisión mantiene viva su imagen joven y bella (vinculada siempre a la libertad de expresión de la mujer y el desnudo del cuerpo), al igual que pasó con iconos como Marilyn Monroe o James Dean, pero sin necesidad de quitarse la vida.
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jueves, abril 13, 2006
miércoles, abril 12, 2006
No faltan motivos
Y volvemos a lo mismo de siempre.
Mientras en Francia el afincado espíritu democrático hace que miles de estudiantes salgan a la calle a revindicar sus derechos. Mientras mediante la voz del pueblo se consigue el cambio. Mientras que el orgullo del juntos podemos triunfar se proclama..here, en el made in Spain, los jóvenes conformistas trabajamos por 500 euros al mes, nos hipotecamos en pisos de 50 millones, vivimos en 30m2, y callamos.
Juventudes asentadas y comodonas, despreocupadas de su entorno político (por supuesto, siempre generalizando). Los mayores dejan todo el peso en manos de los jóvenes, los jóvenes no están motivados (quizá se nos dio demasiado desde el principio y no hemos adquirido el sentido de los valores), y los maquiavelos de antes y de ahora aprovechan para sitiar cualquier parcela social. Abusos ante nuestros ojos sin denunciar. Y una burbuja alrededor, creyéndonos protegidos, intocables, y ajenos.
¿Qué hace falta para revolver los cimientos?
Mientras en Francia el afincado espíritu democrático hace que miles de estudiantes salgan a la calle a revindicar sus derechos. Mientras mediante la voz del pueblo se consigue el cambio. Mientras que el orgullo del juntos podemos triunfar se proclama..here, en el made in Spain, los jóvenes conformistas trabajamos por 500 euros al mes, nos hipotecamos en pisos de 50 millones, vivimos en 30m2, y callamos.
Juventudes asentadas y comodonas, despreocupadas de su entorno político (por supuesto, siempre generalizando). Los mayores dejan todo el peso en manos de los jóvenes, los jóvenes no están motivados (quizá se nos dio demasiado desde el principio y no hemos adquirido el sentido de los valores), y los maquiavelos de antes y de ahora aprovechan para sitiar cualquier parcela social. Abusos ante nuestros ojos sin denunciar. Y una burbuja alrededor, creyéndonos protegidos, intocables, y ajenos.
¿Qué hace falta para revolver los cimientos?
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Vida
martes, abril 11, 2006
I
Hannah dio una patada a su sombrero y salió dando una voltereta por la ventana.
Los chillidos de su madre, que la instaba con la cara enrojecida a permanecer en casa, le llegaron lejanos cuando ya competía contra una traviesa urraca a ver quién llegaba antes al próximo árbol.
¿Había dicho próximo árbol? No. Próximo poste.
Los árboles habían desaparecido hacía tiempo, debido al afán del hombre por construir cada ápice de tierra existente. Ahora sólo se conservaban en los Museos de Naturaleza Antigua, y los pájaros habían de conformarse con arbustos de gran altura que se habían creado como sustitutivos.
La urraca pareció aminorar su vuelo al avistar algún tipo de objeto reluciente en la ventana abierta de una casa cercana, y Hannah aprovechó su despiste para aventajarla y, cogiendo un último impulso, volar en vertical hacia la cima del poste, dónde se situó erguida, obteniendo una excelente vista de la ciudad.
La urraca pareció haberse olvidado de la carrera, pues nunca llegó al poste, y Hannah, incómoda en ese estrecho suelo, sobrevoló los pocos metros que la separaban del tejado más cercano, y allí se sentó, suspirando resignada.
Tumbada de cara al cielo, Hannah se preguntaba el por qué de la continua protección de sus padres. Ya no era una niña, ni siquiera una adolescente, y aún así, ellos seguían imponiéndole sus reglas y estableciendo toques de queda. Quizá independizarse fuera la única solución, después de todo.
A sus 21 años, Hannah ya había superado los cursos más difíciles de su formación en cultura humana general, vuelo nocturnos y magia secundaria. Ahora llegaba el punto en que tenía que decidir, por fin, el camino que seguiría su futuro. Y era ahora, cuando ya había pasado las edades más difíciles, cuando se rebelaba ante el sistema establecido y se negaba a especializarse en algo.
Sus padres, dos importantes personalidades dentro del consejo estudiantil, no daban crédito al comportamiento de su hija. ¿Por qué no podía comportarse como sus hermanos? Todos ellos habían encontrado su hueco en la sociedad por diferentes vías. (Ahí estaba Tom, como profesor de literatura alternativa, Carla, admirada comediante en el circo tribalista, o Carl, que había optado por dedicar su vida a la investigación de nuevas fuentes de energía). Cualquier camino que eligiera estaría bien, pero ¿por qué ella se empeñaba en alejarse de los demás y vivir sin más? ¿acaso no tenía aspiraciones?
Lo habían intentado todo: entrevistas con asesores de todas las especialidades existentes, aplicado magia curativa (no se tratase de algún tipo de extraña enfermedad desconocida), viajado al extranjero creyendo que el ver mundo la ayudaría a despertar su interés por algo, razonar como adultos, como niños…pero nada. Ella seguía en sus trece. Se negaba a especializarse. Y, ¿qué haría entonces?
-Vivir, eso haré-era su simple respuesta.
Y ellos, desesperados, no entendían nada de nada.
-Nada de nada- Se decía a sí misma Hannah- No tienen ni idea. ¿Cómo pueden no entender el que no quiera vivir mi vida en base a líneas ya marcadas?¿Qué mérito reside en ello? Lo que yo quiero es no saber qué me espera. ¡Vivir sin corsés, improvisar, descubrir, sorprenderme cada día por los acontecimientos!. En el momento en que elija, sabré todo lo que me depara el porvenir. ¿Cómo se les ocurre obligarme a aniquilar mi vida?-.
Ante el sentimiento de indignación, Hannah se había puesto en pie y comenzado a dar patadas y puñetazos al aire sin ton ni son. Tal era su estado, que no avistó el objeto que se acercaba a toda velocidad hacia ella, sin parecer tener intención de frenar.
Cuando menos se lo esperaba, el peso de algo contundente la golpeó con fuerza y se vio aplastada y arrastrada por él hacia el precipicio del tejado, en el otro extremo.
-¡Vaya! Lo..lo siento. ¿Estás bien? Disculpa, no te había visto. –
Ante ella, un muchacho de ojos oscuros se sacudía el polvo de los pantalones, después de levantarse torpemente, y le tendía la mano con una expresión de apuro en el rostro. Su estúpida sonrisa enfureció aún más a Hannah, que torció el gesto ante su mano extendida y se levantó de un salto, quedando suspendida en el aire.
-¿Qué no me has visto?¡Y para qué tienes los ojos entonces si puede saberse!¿Acaso no sabes que está prohibido sobrevolar esta zona sin permiso? Pero claro, qué va a saber un niñato que ni siquiera distingue a una persona del simple vacío.
Su mirada llena de ira recorrió al muchacho, mirándolo despectivamente, y volaba de un lado a otro del tejado con energía mientras le gritaba.
-Bueno, yo..tú…- El chico parecía avergonzado, pero al mismo tiempo se sentía herido en su orgullo, y su mirada se volvió tosca cuando la acusó: -¡Tú también estás sobrevolando la zona sin permiso, y a saber desde cuánto tiempo hace que estás sobre este tejado, lo que, te recuerdo, tampoco está permitido. Así que ahora no me vengas con sermones, malcriada.!
Y sin decir más, le lanzó una última mirada de fuego y salió despedido de nuevo hacia el cielo, convirtiéndose rápidamente en un punto negro en el horizonte.
Los chillidos de su madre, que la instaba con la cara enrojecida a permanecer en casa, le llegaron lejanos cuando ya competía contra una traviesa urraca a ver quién llegaba antes al próximo árbol.
¿Había dicho próximo árbol? No. Próximo poste.
Los árboles habían desaparecido hacía tiempo, debido al afán del hombre por construir cada ápice de tierra existente. Ahora sólo se conservaban en los Museos de Naturaleza Antigua, y los pájaros habían de conformarse con arbustos de gran altura que se habían creado como sustitutivos.
La urraca pareció aminorar su vuelo al avistar algún tipo de objeto reluciente en la ventana abierta de una casa cercana, y Hannah aprovechó su despiste para aventajarla y, cogiendo un último impulso, volar en vertical hacia la cima del poste, dónde se situó erguida, obteniendo una excelente vista de la ciudad.
La urraca pareció haberse olvidado de la carrera, pues nunca llegó al poste, y Hannah, incómoda en ese estrecho suelo, sobrevoló los pocos metros que la separaban del tejado más cercano, y allí se sentó, suspirando resignada.
Tumbada de cara al cielo, Hannah se preguntaba el por qué de la continua protección de sus padres. Ya no era una niña, ni siquiera una adolescente, y aún así, ellos seguían imponiéndole sus reglas y estableciendo toques de queda. Quizá independizarse fuera la única solución, después de todo.
A sus 21 años, Hannah ya había superado los cursos más difíciles de su formación en cultura humana general, vuelo nocturnos y magia secundaria. Ahora llegaba el punto en que tenía que decidir, por fin, el camino que seguiría su futuro. Y era ahora, cuando ya había pasado las edades más difíciles, cuando se rebelaba ante el sistema establecido y se negaba a especializarse en algo.
Sus padres, dos importantes personalidades dentro del consejo estudiantil, no daban crédito al comportamiento de su hija. ¿Por qué no podía comportarse como sus hermanos? Todos ellos habían encontrado su hueco en la sociedad por diferentes vías. (Ahí estaba Tom, como profesor de literatura alternativa, Carla, admirada comediante en el circo tribalista, o Carl, que había optado por dedicar su vida a la investigación de nuevas fuentes de energía). Cualquier camino que eligiera estaría bien, pero ¿por qué ella se empeñaba en alejarse de los demás y vivir sin más? ¿acaso no tenía aspiraciones?
Lo habían intentado todo: entrevistas con asesores de todas las especialidades existentes, aplicado magia curativa (no se tratase de algún tipo de extraña enfermedad desconocida), viajado al extranjero creyendo que el ver mundo la ayudaría a despertar su interés por algo, razonar como adultos, como niños…pero nada. Ella seguía en sus trece. Se negaba a especializarse. Y, ¿qué haría entonces?
-Vivir, eso haré-era su simple respuesta.
Y ellos, desesperados, no entendían nada de nada.
-Nada de nada- Se decía a sí misma Hannah- No tienen ni idea. ¿Cómo pueden no entender el que no quiera vivir mi vida en base a líneas ya marcadas?¿Qué mérito reside en ello? Lo que yo quiero es no saber qué me espera. ¡Vivir sin corsés, improvisar, descubrir, sorprenderme cada día por los acontecimientos!. En el momento en que elija, sabré todo lo que me depara el porvenir. ¿Cómo se les ocurre obligarme a aniquilar mi vida?-.
Ante el sentimiento de indignación, Hannah se había puesto en pie y comenzado a dar patadas y puñetazos al aire sin ton ni son. Tal era su estado, que no avistó el objeto que se acercaba a toda velocidad hacia ella, sin parecer tener intención de frenar.
Cuando menos se lo esperaba, el peso de algo contundente la golpeó con fuerza y se vio aplastada y arrastrada por él hacia el precipicio del tejado, en el otro extremo.
-¡Vaya! Lo..lo siento. ¿Estás bien? Disculpa, no te había visto. –
Ante ella, un muchacho de ojos oscuros se sacudía el polvo de los pantalones, después de levantarse torpemente, y le tendía la mano con una expresión de apuro en el rostro. Su estúpida sonrisa enfureció aún más a Hannah, que torció el gesto ante su mano extendida y se levantó de un salto, quedando suspendida en el aire.
-¿Qué no me has visto?¡Y para qué tienes los ojos entonces si puede saberse!¿Acaso no sabes que está prohibido sobrevolar esta zona sin permiso? Pero claro, qué va a saber un niñato que ni siquiera distingue a una persona del simple vacío.
Su mirada llena de ira recorrió al muchacho, mirándolo despectivamente, y volaba de un lado a otro del tejado con energía mientras le gritaba.
-Bueno, yo..tú…- El chico parecía avergonzado, pero al mismo tiempo se sentía herido en su orgullo, y su mirada se volvió tosca cuando la acusó: -¡Tú también estás sobrevolando la zona sin permiso, y a saber desde cuánto tiempo hace que estás sobre este tejado, lo que, te recuerdo, tampoco está permitido. Así que ahora no me vengas con sermones, malcriada.!
Y sin decir más, le lanzó una última mirada de fuego y salió despedido de nuevo hacia el cielo, convirtiéndose rápidamente en un punto negro en el horizonte.
lunes, abril 10, 2006
Solía...
I used to be so big and strong!
I used to know my right from wrong!
I used to never be afraid!
I used to be somebody!
I used to have something inside!
Now just this whole that's open wide!
I used to want it all!
I used to be somebody..
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No me cuesta deletrearte. Reconocerte con el tacto de mis dedos; mis ojos cerrados, jugando a la gallinita ciega. No me cuesta respirarte, asirte, adivinar la próxima sílaba de tu cuerda vocal. Y aún así, no te reconozco.
I used to know my right from wrong!
I used to never be afraid!
I used to be somebody!
I used to have something inside!
Now just this whole that's open wide!
I used to want it all!
I used to be somebody..
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No me cuesta deletrearte. Reconocerte con el tacto de mis dedos; mis ojos cerrados, jugando a la gallinita ciega. No me cuesta respirarte, asirte, adivinar la próxima sílaba de tu cuerda vocal. Y aún así, no te reconozco.
Busco el talento perdido en el lastre de mi pasado, buceo entre recuerdos, neuronas, ideas previas, acordes inventados. Y nada. Demagogia que ha corrompido el origen de todo, la esencia y la finalidad.
Qué queda entonces. Deletreo. Palabras poco hacendosas, vagas, insolutas, comodonas.
Jergas, patines inexistentes. Lo material y real. Superficial.
Busco el talento olvidado, que quizá espera sentado en el rincón. Cubierto de polvo, carcomido, muerto de sed. Sus engranajes chirrían y no soporta la luz. Alimentado por la oscuridad, cualquier reflejo de brillantez ha desaparecido. Sopla con furia porque se ha vuelto taciturno y malhumorado. El sonido le duele y las arañas le hacen cosquillas.
A qué vienes ahora. Qué me vienes a pedir. No otorgo favores a los holgazanes.
Qué queda entonces. Deletreo. Palabras poco hacendosas, vagas, insolutas, comodonas.
Jergas, patines inexistentes. Lo material y real. Superficial.
Busco el talento olvidado, que quizá espera sentado en el rincón. Cubierto de polvo, carcomido, muerto de sed. Sus engranajes chirrían y no soporta la luz. Alimentado por la oscuridad, cualquier reflejo de brillantez ha desaparecido. Sopla con furia porque se ha vuelto taciturno y malhumorado. El sonido le duele y las arañas le hacen cosquillas.
A qué vienes ahora. Qué me vienes a pedir. No otorgo favores a los holgazanes.
domingo, abril 09, 2006
Aguijón
Si todo sigue o si nada fluye. Partiendo del mismo punto una y otra vez, buscando la combinación de azares perfecta.
A medio camino entre el todo y la nada, ese punto intermedio sin clara definición. Dos pasos adelante. Uno atrás.
Si la sociedad limita o cubre la necesidad. Si socializa, o aliena. Si la felicidad existe o tan sólo es una sensación imaginaria y transitoria. Si el amor comparte su naturaleza.
Luchando contra nuestra propia lógica, creyendo alargar nuestra supervivencia, pero acortándola al intentar hacerlo.
Tejiendo sueños tras mentiras o falsas esperanzas. Creyendo en los demás a pesar de respirar desconfianza. Y desconfiando de los que nos quieren, o creen querernos.
En este punto sin determinar, en el que no se sabe si se está avanzando o retrocediendo. En el que se vive sin pensar y se aprovecha el momento. En el que los momentos visionarios desconciertan. En el que no nos reconocemos. Mi cuerpo borrado por la inactividad imaginaria.
Prejuicios, ideas y pensamientos se graban a fuego, quizá para siempre. Mentalidad cogiendo forma, cada vez más difícil de amoldar. La lucha entre los contrarios sigue vigente, pero ¿hasta cuándo?
El peso de lo real cae sobre todo lo demás y lo anula. ¿Por completo?.
Como en una creación de Miyazaki, desea soñar sin que la lógica se imponga en sus pensamientos. El esfuerzo la agota, pero nunca aprendió a perder. Aún se resiste a hacerlo.
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A medio camino entre el todo y la nada, ese punto intermedio sin clara definición. Dos pasos adelante. Uno atrás.
Si la sociedad limita o cubre la necesidad. Si socializa, o aliena. Si la felicidad existe o tan sólo es una sensación imaginaria y transitoria. Si el amor comparte su naturaleza.
Luchando contra nuestra propia lógica, creyendo alargar nuestra supervivencia, pero acortándola al intentar hacerlo.
Tejiendo sueños tras mentiras o falsas esperanzas. Creyendo en los demás a pesar de respirar desconfianza. Y desconfiando de los que nos quieren, o creen querernos.
En este punto sin determinar, en el que no se sabe si se está avanzando o retrocediendo. En el que se vive sin pensar y se aprovecha el momento. En el que los momentos visionarios desconciertan. En el que no nos reconocemos. Mi cuerpo borrado por la inactividad imaginaria.
Prejuicios, ideas y pensamientos se graban a fuego, quizá para siempre. Mentalidad cogiendo forma, cada vez más difícil de amoldar. La lucha entre los contrarios sigue vigente, pero ¿hasta cuándo?
El peso de lo real cae sobre todo lo demás y lo anula. ¿Por completo?.
Como en una creación de Miyazaki, desea soñar sin que la lógica se imponga en sus pensamientos. El esfuerzo la agota, pero nunca aprendió a perder. Aún se resiste a hacerlo.
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