Privilegiados

Ya avanzada la cena, el rosado vino comenzó a hablar por nosotros. Mis pensamientos en voz alta azuzaron tus ensoñaciones de futuro. Tu generosidad aplacó todas mis dubitaciones, y pusimos fecha a todos los acontecimientos de nuestras vidas, pasados y futuros.
El silencio, tan sólo roto por una suave música de piano, rondaba a nuestro alrededor; y las ilusiones asomaban tímidamente en nuestras miradas, ruborizando nuestras mejillas aún despues de 10 años.

Aún después de 10 años...siento la línea con la que guío mi vida y que rige todas mis actuaciones. Con un único fin, el mismo siempre: la felicidad. Salvando obstáculos del camino o encontrando camino llano, no importa; pues, como un GPS de última generación, busco la ruta más conveniente recalculándola si hace falta. Y a pesar de las enormes diferencias; a pesar de nuestros carácteres y visiones del mundo opuestas que, inevitablemente, nos hacen buscar ese fin por vías distintas, hemos conseguido encontrar el punto en común. El eje de intersección en el que somos compatibles.
Evolucionamos de manera contraria y a la vez tan parecida, que nada nos impide echarnos trapos sucios en cara y al mismo tiempo darnos la mano con cariño por debajo de la mesa. Supongo que, en cierto modo, somos privilegiados; pues hemos sido capaces de lo que creíamos, a priori, lo imposible: vivir con y amar nuestras contradicciones.