Casi por puro azar, me encuentro ante el libro cuya reseña en la revista H me había llamado la atención: El clítoris de Camille. Y lo compro, tras adquirir el libro de la editorial Lunwerg que he decidido regalar a mi padre en su día, por primera vez. Lo consumo por pura avidez, y redescubro mi obsesión por la figura de las lolitas, nínfulas del mundo.
El día anterior, escuchaba conversaciones ajenas, y, con la misma avidez, absorvía cada palabra que tres negrísimas y exultantes dominicanas prestaban alegremente, presentándome por vez primera el sector de la empleada a domicilio. La inmigrante chica para todo de la casa del español de clase media, que llega a establecer cierta competitividad con la independiente esposa por la labor de la cocina y juzga los nuevos hábitos de esta sociedad individualista. Mentalidad dominicana que no se libra de los prejuicios raciales en su propia comunidad en este país, alegando la no transparencia de los colombianos o la buena fe de las ecuatorianas.
Me pregunto si algún día dejaremos de tener imagen de marca de las nacionalidades, para esperar tan sólo tener profundo conocimiento de las culturas.
Igual que los argentinos, de los que mi compañero (argentino) dice que son buenos vendedores. Pero no son sólo buenos vendedores. Son buenos dentistas, psicólogos, actores y publicitarios.
En realidad lo único que me pregunto es en qué son malos los argentinos.
Sonaba Tiga en mi mp3, y una francesa de 60 años mostraba su teñido pero aún así casi albino pelo en una discreta cola de caballo. Vistiendo cuero negro y botas altas de cremallera interminable. Pero con clase. Enfrente, catalana de 65. Con los labios caídos, resultado de una mala operación que intentaba elevar el grosor de sus labios.
La obsesión por la belleza me rodea y me siento más feliz que nunca al haberme deshecho de ella. Viviviendo sin corsés que me limiten y sintiéndome dueña de mis no actos.
Mañana ultimo trabajos, maletas y regalos, y me voy rumbo a Valencia, a vivir las Fallas que ocupan páginas de diarios.
Que os aproveche la vida.
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4 comentarios:
Escribí un mensaje para ti.
Un abrazo
MentesSueltas
Ahhh... las nínfulas...
Sobre el tema de la gente y los lugares, supongo que hay de todo en todos sitios, pero si que es cierta la predominancia.
Trabajé durante cierto tiempo -todos tenemos un pasado- como guitarrista en una orquesta de verbenas, y había pueblos donde la gente era maja, y pueblos en los que habría que matarlos a todos. Más que nada lo digo por no estar de acuerdo, que me jode.
ainss etiquetas, hoy estuve escuchando una canción de Depeche Mode, se titula Walking in my shoes, ¿y adivina quien se asomó a mi cabeza?.
Un saludo, de alguien ajeno entre sus "pornosequiénnombrados" semejantes.
Felices Fallas!
Ahhh las nínfulas también...
En cuanto a lo otro, pues si, que es muy triste. Un día de estos a Platón le va a dar por levantar la cabeza y le va a durar poo entre los hombros.
Se feliz
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