lunes, junio 23, 2008

Serenidad

Miro a mi padre y me parece ver que ha encontrado la total serenidad en sus 46 años. Ya no veo en sus ojos la continua intranquilidad de espíritu que le azuzaba (y que yo he heredado en cierta medida), y que provocaba el descontenta frente a la rutina; la continua desazón y el insondable sentimiento de impotencia que le atormentaba.
Ha encontrado su refugio en las montañas y maratones. Esto le completa, le serena y le hace reconciliarse con su estilo de vida.
También, desde esa serenidad, y tras el alejamiento y pérdida de algunos seres queridos, ha dejado de ser alguien distante que no demuestra sentimientos, a realizar pequeñas acciones y gestos de cariño en los momentos cotidianos.
Y todo nace de lo mismo: de la serenidad encontrada lejos de aquellos escritos tormentosos de sus 20-28 años.

Yo, aún sin llegar a un estado con toques iracundos, aún no he encontrado esa serenidad y me muevo en la desazón y el sentimiento de impotencia. En el llanto por la pérdida de los sueños, derogados en pro de la realidad del día a día y las necesidades sociales primarias.
Para contrarrestar esto no he encontrado, aún, como mi padre, aquella vía de escape que me compense y equilibre mi estilo de vida.
Y así, me siento continuamente frustrada y no saciada en mis idas y venidas del trabajo (que me agarran a la realidad), en las salidas sociales (que no me sacian), en la vida familiar (que no me llena) y en mis momentos de ocio (peleados y sustitutivos de mi sed de más)

Esta inquietud de espíritu veo que no la calma el trabajo exitoso, la estabilidad en el plano amoroso ni una vida social más o menos rica.
Mi naturaleza independiente y autónoma no se contenta con sus pequeñas dosis de libertad, mientras que la razón y necesidades de aceptación al grupo están incluso rebosando.
¿Tendré que esperar 20 años a dar con mi fuente de serenidad particular, o aprender a conformarme con la realidad del día a día?

9 comentarios:

givemeneck dijo...

Me paso sólo para decirte que estoy intentando resucitar mi blog. Digo intentando pq ya sabes que a mi me cuesta :)
Nos vemos pronto!

Carmen dijo...

en primer lugar: ¡qué joven es tu padre!. el mío le saca 20 años!!!

En segundo lugar: entiendo a lo que te refieres. Esa perpetua búsqueda de algo más allá de lo que ves alrededor para satisfacer un anhelo que ni siquiera se puede definir...supongo que la serenidad la encuentras o cuando decides disfrutar de la vida y dejarte de metafísicas imposibles, o cuando aprendes a vivir con ede anhelo.

Yo aun no he conseguido ninguna de las dos soluciones, pero sigo intentándolo.

illa dijo...

Jeje, pues vaya dos estamos hechas!:P

PD: Sí, mi padre me tuvo con (bueno, tenía cuando yo nací) 20 añitos..:P Mi madre 25.

Anónimo dijo...

Dicen que uno deja de ser feliz cuando descubre que puede serlo más.
No creo que sea así, ya que entonces solo los estúpidos sin inquietudes lo serían.
Dudo que tu padre haya encontrado la piedra filosofal, y si lo ha hecho me gustaría conocerlo.
Lo que sí, es que con la edad uno se va conformando y busca las situaciones más placenteras dentro de las realizables, mientras, eso sí, sueña con otras sin confiarlo a nadie.
Con los años nos conformamos. El problema es que nos jode como de jóvenes, pero aprendemos a soportarlo. Y ahora me río al descubrir que nos volvemos estoicos. Me doy de hostias solo de pensarlo.
Bueno... la verdad es que él sube montañas y yo atravieso olas con la barca. A mí me gustaría subir montañas y seguramente a él hacer lo que yo con la barca.

Aunque te diré que si sigues así, seguro que llegas lejos, mas no tanto como te gustaría o sueñas.
El tiempo te enseña que para llegar a un punto debes mirar más a lo lejos. Yo, por lo menos, sigo oteando el horizonte.
Un abrazo.

Anónimo dijo...

Leí en el blog de un psicoanalista argentino (como no), que hoy la adolescencia llega hasta alrededor de los 35 años. En mi experiencia, estoy plenamente de acuerdo. Hasta bien pasados los 40 una no está en la edad adulta. A esa edad si te has construido un túnel vital que se estrecha, lleno de obligaciones que te pesan de las que no puedes deshacerte, te sientes sin expectativas. Si te has construido un camino que se abre, la vida satisfactoria que querías y tienes posibilidades de cambio si las necesitas, la vida empieza. Llega la serenidad, la valentía de hacer lo que quieres y el amor hacia tí misma. A veces llega una menor vida social en pro de tu libertad, y una simplificación de tu existencia. Empiezas a saber cómo ser feliz. En el camino estás, puesto que tú lo intentas, como dice Pau. Otros se conforman y mueren como adolescentes viejos. Saludos y enhorabuena por tu escrito, muy sincero.

Alicia Vernok dijo...

Mi mamá me meme.
Mi columnista preferido de El Periódico Extremadura, Javier Figueiredo, me ha elegido para que participe en un meme. ¡en un meme!, ¡jarl!, y, eso ¿qué es lo que es?, pos ni idea, pero malo seguro que no es. Va de hablar de cosas que nos hagan felices, como que viene muy bien porque siempre que escribo algo en el blog parece que esté permanentemente cabreado. Pero empecemos por lo reglamentario:

* Escribir seis cosas sin importancia que nos hagan felices.
* Poner el enlace de la persona que nos ha elegido.
* Poner las reglas en el blog.
* Elegir seis personas para continuar el desafío.
* Avisar a estas personas y dejar un comentario en sus blogs.

Ahí van pues:

-pegarme un buen baño en una piscina cuando hace calor.
-salir a tomarme unas cañas con los amigos.
-que me sonría un desconocido por la calle.
-un cafelazo con hielo, acompañado de algo que leer.
-sacar una palabra de nueve letras viendo Cifras y Letras.
-dormir sin estar atento al reloj.

And the meme goes to, ratatatatatatan:

-a mi amiga Cali, por guapa.
-al Caballero de Cydonia, que anda perdido en la Pérfida Albión.
-a Kancerbero, que tiene el blog muy abandonao.
-a Nipe, la vasca que se columpia.
-a illa, por su estilazo.
-a Lince, es pedazo de mujer.

Y, bueno, dándole las gracias a Fuigueiredo por acordarse de mí creo que ya he cumplido con todo en esta entrada. Ya puestos, felices vacaciones a los que las tengáis (yo me caeré 6 diítas por el Algarve).

Kostas K. dijo...

A lo mejor sí tienes que esperar 20 o más años para llegar a la serenidad casi total: y no sólamente por la muerte tan joven de tu padre.
Besos de serenidad, Illa.

Anónimo dijo...

Donde estás, has perdido los tacones? Se te echa de menos!!!

Anónimo dijo...

He leído cosas lindas, pero tu escribes bellezas