No sé que quieres que opine, diga, escriba. Si piense lo que piense, la vida me lleva por su fluir sin perdir permisos.
Quería dar un tono optimista a este escrito. Iluminarlo de luz y vivacidad; de carcajadas juveniles. Para ello, debo rememorar momentos felices. Como cuando os reís de mi(s chistes), me llevo una sorpresa, me reencuentro con aquella amiga...Momentos intensos, como la subyugación ante una historia o el ritmo de una música; el vello de punta ante sus susurros por la espalda.
Subidones de adrenalina. Adoro los parques de atracciones, los deportes de riesgo, el descenso por la pista roja...
Mi falta. ¿Mi falta?. Mi falta de ilusión se debe a la carencia de adrenalina, a la falta de recursos.
Si todo el positivismo reside en observar, obtener y hacer. Obtener y hacer. Cuando la falta de recursos sólo permite observar, y no se obtiene, y no se hace; la ilusión palidece.
Luego, un día, haces. Pero ya te da igual observar que hacer, ¡tanto te hacen esperar que fastidia el caminar al son de algo!
Y así, la vida te lleva sin pedir razones, ni metas. Si no eliges, ella te las brinda sola, como uno de esos juegos inteligentes.
Escribo para mí y poco me importa todo (poco/todo)
Subo montañas como bebo Coca-Cola; mi escala de valores no hace diferencias. Soy consumista como valoro al que no lo es, e incluso le doy la razón sin sentirme denigrada por ello. Le quiero tanto cómo le doy poca importancia al que estemos siempre juntos o no.
Que ni me va ni me viene. Que me da igual blanco que negro, mediocre o digno, gorda o flaca.
Me decían que enterrara el no, y yo venga a desenterrarlo. ¿Total? Para acabar obviando por completos a ambos. Al no, al sí, e incluso al socorrido no sé.
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Quería dar un tono optimista a este escrito. Iluminarlo de luz y vivacidad; de carcajadas juveniles. Para ello, debo rememorar momentos felices. Como cuando os reís de mi(s chistes), me llevo una sorpresa, me reencuentro con aquella amiga...Momentos intensos, como la subyugación ante una historia o el ritmo de una música; el vello de punta ante sus susurros por la espalda.
Subidones de adrenalina. Adoro los parques de atracciones, los deportes de riesgo, el descenso por la pista roja...
Mi falta. ¿Mi falta?. Mi falta de ilusión se debe a la carencia de adrenalina, a la falta de recursos.
Si todo el positivismo reside en observar, obtener y hacer. Obtener y hacer. Cuando la falta de recursos sólo permite observar, y no se obtiene, y no se hace; la ilusión palidece.
Luego, un día, haces. Pero ya te da igual observar que hacer, ¡tanto te hacen esperar que fastidia el caminar al son de algo!
Y así, la vida te lleva sin pedir razones, ni metas. Si no eliges, ella te las brinda sola, como uno de esos juegos inteligentes.
Escribo para mí y poco me importa todo (poco/todo)
Subo montañas como bebo Coca-Cola; mi escala de valores no hace diferencias. Soy consumista como valoro al que no lo es, e incluso le doy la razón sin sentirme denigrada por ello. Le quiero tanto cómo le doy poca importancia al que estemos siempre juntos o no.
Que ni me va ni me viene. Que me da igual blanco que negro, mediocre o digno, gorda o flaca.
Me decían que enterrara el no, y yo venga a desenterrarlo. ¿Total? Para acabar obviando por completos a ambos. Al no, al sí, e incluso al socorrido no sé.
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