Es la primera vez que sueño con dinero. Sin metáforas ni ambigüedades.
En mi sueño, una parte de la cantidad de dinero que veo día sí día también pasar ante mis ojos (numéricamente hablando, se entiende), iba a parar a mi cuenta corriente; y de repente no era rica, pero sí adinerada: me podía pagar las vacaciones a Grecia que he tenido que relegar a mejores tiempos, comprar los muebles más caros, pintar todo el piso en veneciano si me daba la gana y hacerme con el vestido de mi diseñador preferido para la boda de D., además de regalar a mis padres el aire acondicionado de una vez por todas (la casa de cristal no, que éso es un proyecto de mi padre en plena crisis de los 40 y en baches existenciales mejor no entro: ¿¡habráse visto persona incapaz de comprar un aire acondicionado pero que proyecte remodelar la casa a base de muros de cristal!? ja!)
Lo dicho. Que nunca antes había soñado con el dinero, pero cada vez debo estar más convencida de aquello de que
no da la felicidad, pero sin duda ayuda y es tan patente mi preocupación que se refleja en mi universo onírico.
Siempre he querido dar la imagen de persona materialista precisamente porque creo que no lo soy (aunque adore las cosas bonitas (¿quién no?)). Ya que sí, soy la viva representación de aquello de:
queremos siempre lo que no tenemos,
siempre te atraerá tu contrario..y proverbios similares. Pero realmente ahora palpo la importancia de lo material y, más concretamente, del dinero. ¿Por qué? Pues quizá porque me he montado en un rumbo de vida en el que este bien escaso/preciado es necesario. O no. O quizá porque simplemente nos lo imponen como tal. O las dos cosas.
Y ahora doy más importancia al sinsabor del salario de mi trabajo (que hasta ahora me era más o menos indiferente) que al de los horarios (su otro gran pero, aunque por supuesto no para mí, que me niego a trabajar más horas de las estipuladas por norma), y me imagino llevando vidas mejores aunque sea gracias a un videoclub, o mejor aún, como ama de casa tipo
Desperate (ya que de
suerte hereditaria...poca).
Y sí, que ya sé que todo el mundo quiere ser rico, ganar la lotería (a la que nunca juego) y tal. Pero es que éso ya se ha convertido en costumbre adquirida, por lo que no tiene peso. Mientras que yo hoy..¡he soñado con mi banco y ceros multiplicándose en mi cartilla!! (que tampoco miro nunca, digamos en la pantallita mejor). ÉSO ya es grave (va más allá del querer algo por costumbre, convención social o lógica. Se convierte en deseo casi primordial
et conditio sine qua non la felicidad no sería del todo completa...)
Esta noche ha habido una inflexión en mi vida. Las carencias a las que me ha llevado la vida adulta (occidental y capitalista) han hecho mella en mí y me he convertido en lo mismo que mi vecino del segundo (porque en mi bloque no hay quinto) y en la imagen que quería dar (pero que no era): una materialista, consumista (vale, esto sí lo era) con un sueño vanal:
dinero, ven a mí!