What an amazing time
What a family
How did the years go by
Now it's only me
Tick-tock, tick-tock
Tick-tock, tick-tock
Tick-tock, tick-tock
Tick-tock, tick-tock
La, la, la, la, la, la, la
Like a cat in heat,
stuck in a moving car
A scary conversation,
shut my eyes,
can't find the brake
What if they say that you're a climber
Naturally, I'm worried if I do it alone
Who really cares,
cause it's your life
You never know,
it could be great
Take a chance cause you might grow
Oh, ah, oh
What you waiting
What you waiting
What you waiting
What you waiting
What you waiting for
What you waiting
What you waiting
What you waiting
What you waiting
What you waiting for
Tick-tock, tick-tock
Tick-tock, tick-tock
Take a chance you stupid ho
Like an echo pedal, you're repeating yourself
You know it all by heart
Why are you standing in one place
Born to blossom, bloom to perish
Your moment will run out
Cause of your sex chromosome
I know it's so messed up, how our society all thinks (for sure)
Life is short, you're capable (uh-huh)
Oh, ah, oh
Look at your watch now
You're still a super hot female
You got your million-dollar contract
And they're all waiting for your hot track
What you waiting
What you waiting
What you waiting
What you waiting
What you waiting for
What you waiting
What you waiting
What you waiting
What you waiting
What you waiting for
I can't wait to go back into Japan
Get me lots of brand new fans
Osaka, Tokyo
You Harajuku girls
Damn, you've got some wicked style
Go
Look at your watch now
You're still a super hot female
You got your million dollar contract
And they're all waiting for your hot track
What you waiting
What you waiting
What you waiting
What you waiting
What you waiting for
What you waiting
What you waiting
What you waiting
What you waiting
What you waiting for
What you waiting for
What you waiting for(What you waiting for)
Take a chance you stupid ho
Take a chance you stupid ho
What you waiting for
What you waiting for(What you waiting for)
Take a chance you stupid ho
Take a chance you stupid ho
domingo, enero 23, 2005
martes, enero 18, 2005
Bellas personas
Esta mañana una mujer desconocida me ha bajado en coche hasta la estación.
Aún era de noche, pero ya no hacía tanto frío como las semanas pasadas. Un coche ha parado a mi lado, mientras caminaba rápidamente por la calle vacía, y ha pitado tan insistentemente que he creído sería algún conocido.
Era una mujer mayor, de unos 60 años, que me ha ofrecido bajarme a la estación.
Es la segunda vez en mi vida que me encuentro en estas circunstancias.
El "sí gracias" ha salido de mis labios más rápido que mi pensamiento de "no, gracias, muy amable". Me he sentado a su lado y la amable mujer ha arrancado, explicándome como cada mañana me veía en la estación y que con el frío que hacía no le costaba nada acercarme. Sus palabras me han tranquilizado, y el ver el coche en cuestión de dos segundos ir en la dirección correcta, también.
Debe parecer absurdo pero es en estas ocasiones cuando más fuertemente repican en mi cabeza las palabras de mi abuela: "Ten cuidado, que mira que cosas pasan por ahí! No te fies de nadie!" Y de mi madre:"¿No se te ocurra abrir a nadie, eh?"
Y era una mujer, y era mayor, pero el sí se me escapó de los labios antes de poder pensar de quién se trataría, aunque apenas un segundo después ya tenía el estómago en la garganta y me mordía los labios traicioneros mientras agradecía de sumo corazón el gesto.
Una vez llegado el tren nos separamos, pues cada uno acostumbra a ir siempre en el mismo vagón y son rutinas que cuestan romper. Volví a dar las gracias, aunque no sé si me escuchó, y quizá le debí parecer una desagradecida cuando en la estación de destino no le quise decir nada por no molestarla cuando hablaba con sus amigas.
Hace un año se repitió esta misma escena.
Me encontraba tirada en un supermercado a las afueras de la ciudad, y los taxis no parecían tener ganas de trabajar y no llegaban, ni existían. Tenía que volver a la empresa pero ellos me pagaban el taxi, y yo no tenía un duro.
De repente otra mujer mayor se me acercó y me ofreció su coche para acercarme a la ciudad. De nuevo mis labios me traicionaron y la respuesta afirmativa se me volvió a atravesar en el estómago.
Imaginé grupos de secuestradores compinchados y coches que no llegan a su destino. Miedos de apenas segundos que jamás se cumplen pero que me hacen arrepentirme una y otra vez de mi buena fe.
Un día perdí el bolso en el autobús. Iba tan ajetreada y animada hablando, y tan cargada de bolsas, que no lo eché en falta hasta que me tocó pagar algo y desesperada, lo di todo por perdido.
Resultó que en una de mis llamadas a mi teléfono móvil (benditos móviles), otra encantadora mujer de mediana edad cogió la llamada, me dio su dirección, y me invitó a ir a recogerlo a su casa.
Bellísimas personas que se van cruzando en mi vida y que desmienten una y otra vez las terribles injurias que lanzan muchos contra la bondad, la honestidad y generosidad. Que haberlas, haylas :).
Aún era de noche, pero ya no hacía tanto frío como las semanas pasadas. Un coche ha parado a mi lado, mientras caminaba rápidamente por la calle vacía, y ha pitado tan insistentemente que he creído sería algún conocido.
Era una mujer mayor, de unos 60 años, que me ha ofrecido bajarme a la estación.
Es la segunda vez en mi vida que me encuentro en estas circunstancias.
El "sí gracias" ha salido de mis labios más rápido que mi pensamiento de "no, gracias, muy amable". Me he sentado a su lado y la amable mujer ha arrancado, explicándome como cada mañana me veía en la estación y que con el frío que hacía no le costaba nada acercarme. Sus palabras me han tranquilizado, y el ver el coche en cuestión de dos segundos ir en la dirección correcta, también.
Debe parecer absurdo pero es en estas ocasiones cuando más fuertemente repican en mi cabeza las palabras de mi abuela: "Ten cuidado, que mira que cosas pasan por ahí! No te fies de nadie!" Y de mi madre:"¿No se te ocurra abrir a nadie, eh?"
Y era una mujer, y era mayor, pero el sí se me escapó de los labios antes de poder pensar de quién se trataría, aunque apenas un segundo después ya tenía el estómago en la garganta y me mordía los labios traicioneros mientras agradecía de sumo corazón el gesto.
Una vez llegado el tren nos separamos, pues cada uno acostumbra a ir siempre en el mismo vagón y son rutinas que cuestan romper. Volví a dar las gracias, aunque no sé si me escuchó, y quizá le debí parecer una desagradecida cuando en la estación de destino no le quise decir nada por no molestarla cuando hablaba con sus amigas.
Hace un año se repitió esta misma escena.
Me encontraba tirada en un supermercado a las afueras de la ciudad, y los taxis no parecían tener ganas de trabajar y no llegaban, ni existían. Tenía que volver a la empresa pero ellos me pagaban el taxi, y yo no tenía un duro.
De repente otra mujer mayor se me acercó y me ofreció su coche para acercarme a la ciudad. De nuevo mis labios me traicionaron y la respuesta afirmativa se me volvió a atravesar en el estómago.
Imaginé grupos de secuestradores compinchados y coches que no llegan a su destino. Miedos de apenas segundos que jamás se cumplen pero que me hacen arrepentirme una y otra vez de mi buena fe.
Un día perdí el bolso en el autobús. Iba tan ajetreada y animada hablando, y tan cargada de bolsas, que no lo eché en falta hasta que me tocó pagar algo y desesperada, lo di todo por perdido.
Resultó que en una de mis llamadas a mi teléfono móvil (benditos móviles), otra encantadora mujer de mediana edad cogió la llamada, me dio su dirección, y me invitó a ir a recogerlo a su casa.
Bellísimas personas que se van cruzando en mi vida y que desmienten una y otra vez las terribles injurias que lanzan muchos contra la bondad, la honestidad y generosidad. Que haberlas, haylas :).
lunes, enero 17, 2005
¡Cruza!
Me han tildado una enormidad de veces de caprichosa, de vivir en las nubes, de no tocar con los pies en el suelo, de no abrir los ojos y ver la realidad.
Y me han acusado de la misma manera de ser demasiado racional, de tener las cosas demasiado claras, de ser segura de mí misma y no lanzarme a los abismos.
¿En qué quedamos? ¿Blanco o negro?¿Arriba o abajo?¿Izquierda o derecha?¿Noche?¿Día?
Hay veces en que me siento una muñeca de goma a la que estiran y estiran hacia los dos lados sin que acabe de vencer ninguno.
Y digo yo que los que no saben encontrar el equilibrio son ellos, los que viven en los extremos sin atreverse nunca a cruzar.
Y me han acusado de la misma manera de ser demasiado racional, de tener las cosas demasiado claras, de ser segura de mí misma y no lanzarme a los abismos.
¿En qué quedamos? ¿Blanco o negro?¿Arriba o abajo?¿Izquierda o derecha?¿Noche?¿Día?
Hay veces en que me siento una muñeca de goma a la que estiran y estiran hacia los dos lados sin que acabe de vencer ninguno.
Y digo yo que los que no saben encontrar el equilibrio son ellos, los que viven en los extremos sin atreverse nunca a cruzar.
viernes, enero 14, 2005
Promises
El otro día vi el documental coproducido por Israel-USA Promises, de Justine Saphiro, B-Z- Goldberg y Carlos Bolado y rodado durante los años 1997, 1998 y 2000.
En el documental B.Z. viaja a través de las comunidades palestinasl y los barrios de Jerusalén, y pone en contacto a niños palestinos e israelíes, judíos y árabes, de edades comprendidas entre los nueve y los trece años.
Lo que más me impactó..fue ver a niños de 9 y 12 años hablar como adultos y repetir como loros lo que seguramente habían escuchado de sus padres. Hablar friamente de la necesidad de matar, de la crueldad de los demás, de la muerte de sus familiares y amigos, a la que se enfrentan día tras día. Y ver la desesperanza en sus ojos. La desesperanza y la falta de ilusión por un futuro mejor.
Niños lleno de prejuicios, educados en el rencor y el odio, en el fanatismo incontrolado..y que encuentran en esta educación la principal barrera al cambio de las cosas. Tienen miedo a relacionarse con el "otro bando" porque se les ha inculcado ese miedo desde bebés. Los odian..porque es lo que les han enseñado a sentir. Y ver tanta crueldad en unos niños...asusta.
Pero alguien tendrá que dar algún día ese primer paso. Tendrá que liberarse de los prejuicios que lo aprisionan, acercarse al otro y entablar el diálogo. Tendrá que practicar la comprensión y la empatía, y enseñar a sus hijos a hacer lo mismo.
Tendrá que comprender y perdonar. Y así generación tras generación. Hasta que llegue un día en que los rencores sean olvidados y todos juntos se unan en po de sus derechos, los derechos que todos tienen y comparten: sus derechos como personas.
En el documental B.Z. viaja a través de las comunidades palestinasl y los barrios de Jerusalén, y pone en contacto a niños palestinos e israelíes, judíos y árabes, de edades comprendidas entre los nueve y los trece años.
Lo que más me impactó..fue ver a niños de 9 y 12 años hablar como adultos y repetir como loros lo que seguramente habían escuchado de sus padres. Hablar friamente de la necesidad de matar, de la crueldad de los demás, de la muerte de sus familiares y amigos, a la que se enfrentan día tras día. Y ver la desesperanza en sus ojos. La desesperanza y la falta de ilusión por un futuro mejor.
Niños lleno de prejuicios, educados en el rencor y el odio, en el fanatismo incontrolado..y que encuentran en esta educación la principal barrera al cambio de las cosas. Tienen miedo a relacionarse con el "otro bando" porque se les ha inculcado ese miedo desde bebés. Los odian..porque es lo que les han enseñado a sentir. Y ver tanta crueldad en unos niños...asusta.
Pero alguien tendrá que dar algún día ese primer paso. Tendrá que liberarse de los prejuicios que lo aprisionan, acercarse al otro y entablar el diálogo. Tendrá que practicar la comprensión y la empatía, y enseñar a sus hijos a hacer lo mismo.
Tendrá que comprender y perdonar. Y así generación tras generación. Hasta que llegue un día en que los rencores sean olvidados y todos juntos se unan en po de sus derechos, los derechos que todos tienen y comparten: sus derechos como personas.
jueves, enero 13, 2005
Hay un ser extraño en mí
Hoy he leído en el foro un tema abierto sobre la esclavitud que demostramos hacia el tiempo, ese eterno dictador.
Precisamente por culpa del tiempo, o de su falta (además de otras adversidades más o menos funestas..todo sea dicho..), no he podido actualizar mi blog todo lo que hubiera querido.
Tengo abandonado todo esto del internete..y lo echo de menos :)
Pero no era sobre esto de lo que quería escribir...
De niña me sentía como un ser "raro".
Rara en el sentido de extraña y diferente a todos los demás. A los niños y a los adultos que me rodeaban.
Creía pensar cosas que nadie más pensaba, tener una mente diferente...y ser una incomprendida. O en todo caso..al no comprender yo a los demás, creía que los demás tampoco me comprendían a mí y me sentía sola y marginada en mi isla privada.
Supongo que nunca sabré si era cierto que mis pensamientos no eran los normales en alguien de mi edad, pues los pensamientos son algo muy personal, y a esas edades, muy efímeros.
Pero no efímeros para mí, ya que por alguna razón que no acabo de conocer (aunque tengo mis hipótesis) todo lo relacionado con mi infancia a mí se me quedó particularmente grabado. Cada emoción, cada palabra, cada gesto..y cada pensamiento.
Solía pensar, por ejemplo, que nuestras vidas y nuestras acciones...o mejor...los acontecimientos con los que nos encontrábamos o nos influían, eran algo totalmente arbitratio (aunque aún no utilizaba esta palabra). Y me invadía la duda de si..al igual que yo jugaba con mis pinypon estableciendo relaciones entre ellos, tanto positivas como negativas..dibujando sus vidas a mi gusto y favoreciendo sus alegrías y desgracias sin razón justificada..no seríamos nosotros las marionetas de algún tipo de seres "gigantes" y de inteligencia similar a la nuestra, que se comportaran del mismo modo con nosotros.
Me solía imaginar como una muñeca, pendiente de hilos en mis extremidades, a la que las manos de otro niño como yo (pero enorme) daban vida. Y simplemente con el fin de entretenerse..ese otro niño era el responsable de mis penas o alegrías.
No sé la lectura mística o religiosa que se le puede dar a esto..pero como hija de padres ateos que nunca fue a una clase de religión.., a esas edades yo no tenía ni idea de dioses ni parafernalias parecidas..ni mucho menos conocía la historia del cristianismo o sus "leyendas" (fuera de la historia de Adán y Eva o El Arca de Noé, que me leía mi abuela y que yo imaginaba eran simple cuentos). Supongo que esta idea es simplemente instintiva en el ser humano. Quizá no deseemos vivir en un mundo injusto o cruel, y justificamos los malos momentos por los que nos vemos obligados a pasar otorgando la responsabilidad de ellos a alguien contra quién podamos enfurecernos.
Bueno..el caso es que tener estas extrañas ideas, que no compartía con nadie y que nadie más parecía compartir a su vez conmigo..me hacían sentir una extraña en el mundo. Un ser raro que se preguntaba si los demás sentían como sentía yo. Si también esos niños con los que compartía risas y lloros pensaban (sísí, si pensaban..) o si de verdad..!vivían! Si en realidad no eran meros compañeros cuya única función en el mundo era formar parte del mío y que en cuanto dejaban el escenario en el que yo me encontraba..desaparecían sin mas. (Algo así como un Show de Truman pero sin vida real detrás.) Ahora que lo pienso..debió ser desde esta temprana edad en la que comenzó a hacerse patente mi más absoluto egocentrismo, al relativizar de esa manera la existencia de los demás.
Precisamente por culpa del tiempo, o de su falta (además de otras adversidades más o menos funestas..todo sea dicho..), no he podido actualizar mi blog todo lo que hubiera querido.
Tengo abandonado todo esto del internete..y lo echo de menos :)
Pero no era sobre esto de lo que quería escribir...
De niña me sentía como un ser "raro".
Rara en el sentido de extraña y diferente a todos los demás. A los niños y a los adultos que me rodeaban.
Creía pensar cosas que nadie más pensaba, tener una mente diferente...y ser una incomprendida. O en todo caso..al no comprender yo a los demás, creía que los demás tampoco me comprendían a mí y me sentía sola y marginada en mi isla privada.
Supongo que nunca sabré si era cierto que mis pensamientos no eran los normales en alguien de mi edad, pues los pensamientos son algo muy personal, y a esas edades, muy efímeros.
Pero no efímeros para mí, ya que por alguna razón que no acabo de conocer (aunque tengo mis hipótesis) todo lo relacionado con mi infancia a mí se me quedó particularmente grabado. Cada emoción, cada palabra, cada gesto..y cada pensamiento.
Solía pensar, por ejemplo, que nuestras vidas y nuestras acciones...o mejor...los acontecimientos con los que nos encontrábamos o nos influían, eran algo totalmente arbitratio (aunque aún no utilizaba esta palabra). Y me invadía la duda de si..al igual que yo jugaba con mis pinypon estableciendo relaciones entre ellos, tanto positivas como negativas..dibujando sus vidas a mi gusto y favoreciendo sus alegrías y desgracias sin razón justificada..no seríamos nosotros las marionetas de algún tipo de seres "gigantes" y de inteligencia similar a la nuestra, que se comportaran del mismo modo con nosotros.
Me solía imaginar como una muñeca, pendiente de hilos en mis extremidades, a la que las manos de otro niño como yo (pero enorme) daban vida. Y simplemente con el fin de entretenerse..ese otro niño era el responsable de mis penas o alegrías.
No sé la lectura mística o religiosa que se le puede dar a esto..pero como hija de padres ateos que nunca fue a una clase de religión.., a esas edades yo no tenía ni idea de dioses ni parafernalias parecidas..ni mucho menos conocía la historia del cristianismo o sus "leyendas" (fuera de la historia de Adán y Eva o El Arca de Noé, que me leía mi abuela y que yo imaginaba eran simple cuentos). Supongo que esta idea es simplemente instintiva en el ser humano. Quizá no deseemos vivir en un mundo injusto o cruel, y justificamos los malos momentos por los que nos vemos obligados a pasar otorgando la responsabilidad de ellos a alguien contra quién podamos enfurecernos.
Bueno..el caso es que tener estas extrañas ideas, que no compartía con nadie y que nadie más parecía compartir a su vez conmigo..me hacían sentir una extraña en el mundo. Un ser raro que se preguntaba si los demás sentían como sentía yo. Si también esos niños con los que compartía risas y lloros pensaban (sísí, si pensaban..) o si de verdad..!vivían! Si en realidad no eran meros compañeros cuya única función en el mundo era formar parte del mío y que en cuanto dejaban el escenario en el que yo me encontraba..desaparecían sin mas. (Algo así como un Show de Truman pero sin vida real detrás.) Ahora que lo pienso..debió ser desde esta temprana edad en la que comenzó a hacerse patente mi más absoluto egocentrismo, al relativizar de esa manera la existencia de los demás.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)