jueves, noviembre 30, 2006

Eureka?

La vida pasa ajena junto a mí. Rueda y rueda, se balancea. La gente, sombras simuladoras de la verdadera carne y el verdadero hueso. Fotografías en tres dimensiones, reflejos de mis espejismos paticulares.
Y un libro tremendamente interesante.
La comprensión del ser humano y el eureka! que se escapa de sus labios.
Eureka! Ahora lo entiendo todo.
Pero la certeza dura apenas unos segundos. Y se desvanece. De nuevo ante la incompresión sobre lo que nos rodea. (Como aquellos sueños que se nos escapan de las manos nada más despertar).
Luego nos centramos en las pequeñas cosas. Y las ilusiones fijan sus metas.
Un hombre que adora el deporte, la mujer que vive por el día a día y las compañías prometidas. Él, él la tiene a ella. Y ella, ella tiene la vida.
Eureka!
Si conseguimos aportar algo o tan sólo acogemos. Si nos regocijamos en el descubrimiento o nos enamoramos de la letanía.
Qué poético suena todo eso cuando no piensas en el enfrentarte ante el día a día.
Nuestra razón y nuestro animal. Mi animal. Ése que está aquí dentro. Aquí fuera. Ése que aúlla, desgarra, lucha. Ése que surge, ése que se esconde.
La agresividad contenida, pero que pugna por salir. Los ojos, espejo de la inteligencia. Los ojos, espejo de su estupidez.
Criticando a aquellos que no ven más allá de un palmo de sus narices. Qué simples, qué toscos. Y tú arrastrada por ellos, y tú enamorada de ellos. Y tú hundida en su lodo. Como todos.



Bunky - 02 - Yes, No.mp3

jueves, noviembre 23, 2006

Ser perfecta

02. Perfecta.mp3

Pobre madre. Sola ante el televisor tras el arduo día de trabajo.
Pobre hija, buscando la intimidad que ya tiene.
Buscando lo que ya poseía sin saberlo, dejando que se escurra entre sus dedos.
Las dos. La práctica y la soñadora. La pasiva y la activa. La desolada y la esperanzada.
La una, con las manos arrugadas y las comisuras marcadas.
La otra, con las manos suaves y los labios llenos.
Pobre vida. Malgastada a sorbos por el ansia del querer.
Lástima de corazón. Latiendo al paso frívolo del impulso no percibido.

Dos metros. Dos metros de miles de kilómetros las separan.
Dos metros de no comunicación tras sus suspiros.
Dos metros de palabras no dichas, calladas, ahogadas, censuradas.
No las culpes.
No las recrimines.
Es la vida que las arrastra a la muerte.

lunes, noviembre 20, 2006

Hazme reír

Río sin sentido. O quizá con todo el del mundo. La sonrisa pugna por salir y aparece fresca, radiante, viva en los labios. Sin pedir permiso. A veces adecuada, a veces entrometida. Causa de bochorno o complicidad, según se tercie.
La sonrisa sale y los ojos se estrechan. La carcajada se expande. Los demás la reciben y contestan.
Justo en ese instante, somos más uno que nunca. Os siento más cerca de lo que nunca estaréis realmente.
Qué gran emoción ésta, la de la risa.
La del espontáneo chiste que rebota en forma de onomatopeya. La del humor inteligente que ve agradecer su elocuencia. La del sencillo payaso de turno que halla en su oído su mayor dador de cumplidos.
Lo dicho. La expansión. La expansión de todo el yo más grandilocuente, generoso y admirativo.
Hazme reír y te lo daré todo. Iré dónde me pidas, haré lo que reclames.
Hazme reír y me convencerás de todo. La tierra será redonda, las flores; piedras preciosas. El mundo, la utopía hecha realidad.
Hazme reír. Y la felicidad cobrará significado.

lunes, noviembre 13, 2006

Creía haberse conocido.
Miraba el reflejo de su mano en el cristal, transparente.
Creía haberse asegurado.
La mano casi inexistente.
Como ella.

¿Y si lo hizo todo por sentirse segura?
¿Y si lo hizo todo por pura generosidad?
No discernía lo uno de lo otro. Después de todo.... no era capaz de discernir.
Quiso ser transparente como su mano, y poder ver a través de ella misma. Averiguar de dónde venía todo. Dónde residía el problema.
Quiso encogerse hasta penetrarse.
Y lloró amargor, soledad y bajeza.


No es para mí, no es para mí, no es para mí.
Repetía la certeza, y ocultaba las lágrimas a su espalda desnuda.
No eres para mí.
Supo que sólo lo sabía ella. Y tragó la amargura y la certeza. Tragó las lágrimas. Borró el rímel.

-Me voy a vestir-.


martes, noviembre 07, 2006

Un beso, primi

Dentro de unas semanas viene mi primo, tras sus vacaciones por Gambia.
Nos une un amor filial que no entiendo demasiado, porque no estoy acostumbrada a sentirlo, quizá intensificado por la distancia que nos separa.
Debe hacer más de un año que no le veo. Pero nunca importa. Las pocas llamadas que nos hacemos bastan, y cuando nos volvemos a ver, es como si no hubiera pasado el tiempo. La relación jamás se enfría. Es más, es tanta la ilusión que nos hace el volver a vernos, que lo esperamos con ahínco.
Debe ser por los recuerdos que compartimos de la infancia y, más tarde, del inicio en los rituales adolescentes. Fui yo la que incentivó su primera borrachera, y él el que incentivó mi primer y último fin de semana de drogas.

Todo eso, que formaba parte del crecimiento y conocimiento de cada uno, estrechó unos lazos invisibles.

He de reconocer que yo asistí desde la distancia y algo divertida a su confirmación como homosexual. El día que me confesó que era gay, pareció sorprenderse de que yo ya lo supiera: F., te disfrazabas conmigo de princesa, ¿recuerdas?, le digo sonriendo.
Y él sonríe y se recrea en esos recuerdos felices.
Pues ahí debe ser cuando comenzó todo. Cuando nos hicimos amigos para siempre.

Mi yo niña le brindaba la oportunidad de ser él mismo. Sin tapujos, a sus anchas. Todos los disfraces y muñecas que no le compraban, se los daba yo en nuestros ratos de juegos (Porque sí, él era de aquellos de lo mal dicho "juegos de niñas"). Toda la felicidad de la inocencia. Y ese tipo de relación nunca cambió. Conmigo nunca finjió, nunca actuó, nunca se reprimió. Aunque lo hacía ante el resto del mundo, incluso ante sí mismo.
Luego compartimos locuras, y él, a solas, hizo muchas más que yo. Llegué a sentirme protectora, como si de su hermana mayor se tratara. Cuando pasó por situaciones críticas, sé que escuchaba mis consejos y los valoraba, aunque no pudiese estar a su lado en muchos momentos. Aunque ni siquiera llegasen a ser consejos del todo. Simplemente un "estoy aquí, contigo".

A veces, me asomo al abismo de su desorden con cariñosa actitud (acto reflejo de la que él me profesa) , y le guiño un ojo. Él me besa la mejilla: te quiero, primi.
Y somos los más felices del mundo.

domingo, noviembre 05, 2006

Seamos

Casi me hechas en cara mi honestidad. ¡Hablamos de tantas cosas con tanto sentido...! que al momento se me iban olvidando todas, una tras otra.
A veces confundes las cosas. O quizá es que nunca te pones a analizarlas. O, simplemente, no las ves bajo el mismo prisma que yo.
Hablas de la importancia de mis amigos cuando lo importante es mi esfera social (aún te tengo que dar la explicación sobre aquello de "las esferas de mi vida").
Yo sé de tus necesidades. Que esa esfera social la suple la esfera familiar en tu caso: tan importante que abarca la mitad de tu universo particular.
No entiendo de qué te extrañas ante mi afirmación cuando sabes que no soy emotiva por naturaleza. Quizá aún tenemos tiempo de sorprendernos y conocernos, cuando ya creíamos saberlo todo de nosotros.
Dudas de tu autocontrol cuando yo sé que posees eso por encima de todo. Al menos en cuanto a los actos. Justo como yo. Quizá sea la única cosa en la que nos parecemos. Me ofende que dudes de mi determinación, cuando es lo más característico en mí. Cuando la claridad de mis actos es mi dominio por antonomasia. (Cuando a veces incluso me he sentido humillada por ello).
-¡Qué honesta!- promulgas con ojos como platos.
Menudo golpe certero el aceptar ante ti mis debilidades.
Lo único que no sabías era que me conozco. Que sé mis pros, mis contras, mis límites, y los acepto. Que no quiero cambiarme ni mejorarme, porque como todo narcisista me gusta como soy; a pesar de saber que hay gente que me supera en muchos aspectos. (Aún así, guárdate de decírmelo cuando esté de determinado humor, sabes que tengo genio arrollador, aunque a los 5 segundos desaparezca). Quizá la aceptación de mí misma provenga simplemente de mi pereza (es lo más lógico teniendo en cuenta mis debilidades).
Tus inseguridades se reflejan como un sinsentido ante mis ojos. Y al mismo tiempo, tu determinación asusta. ¿No te das cuenta de tus contradicciones? Todos las tenemos. Me da los mayores quebraderos de cabeza.
Es igual. Tenemos todo el tiempo del mundo.

Escucho: Basement Jaxx, Ivan Ferreiro, Fangoria, Chico y Chica, Ectoplasma, Harlan T. Bobo, Hey Willpower, Luomo, The Killers, The Pipettes, Dorian


Todo lo que pudo ser
pero luego nunca fue
Teorías sin probar
Cuántas puertas sin cerrar
que fui dejando abiertas
para ti

Todo lo que pude hacer
no hice nunca y ya no haré
Paraíso personal
sin pecado original
Via crucix hecho junto a ti
así

El cementerio de mis sueños
dónde descansan nuestros miedos
sentenciados, consumados, deshauciados y olvidados
Estamos enterrados, tú y yo.

Como una alfombra de sombras
sobrenatural
Como un testigo
que jura que nunca hablará

Todo cuanto quise ver
y no vi por no saber
que esperanzas no perder
cuando ir y no volver
todo por quedarme junto a ti
aquí

El cementerio de mis sueños
dónde descansan nuestros miedos
sentenciados, consumados, deshauciados y olvidados
Unidos de la mano

unidos para siempre
estamos enterrados, tú y yo.

jueves, noviembre 02, 2006

Lo cotidiano


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Tengo un momento y escribo.
Últimamente lo cotidiano me arrastra y no me apetece relatar el día a día.
Un viaje. Nuevas ciudades. Nuevas gentes. Otras formas de pensar. Otras formas de actuar. Un viaje que enriquece y nos une en la complicidad de lo compartido.
Ayer me vestí años’40 y me fui a ver La Dalia Negra. Qué decepción. Brian de Palma y Scarlett Johanson. Qué inesperados dos palmos de narices.
Luego estuvo Halloween, con su americano festejo que me apropié como el que celebras de toda la vida. No me molesta más éste que el día de Pascua. Si comenzamos a buscar en sus orígenes, incluso encuentro más sentido al primero. Más acorde con mis convicciones, o con lo que creo es digno de celebrar (celebremos esta casi entrada en el invierno bajo temperaturas siniestramente primaverales).
Mi abuela (viuda desde hace 15 años, olvidado el riguroso negro en su ropero desde no hace tanto) comenta por teléfono su deseo de ir a ver la tumba de mi abuelo (al que apodaban “el alemán”, no por ideologías, sino por apariencia) al cementerio. Aquel lugar macabro de culto a la muerte. O eso me parece a mí, que no creo necesitar de nada tangible para avivar el recuerdo.
TV3 nos regala panellets y yo aún no he probado las castañas. (Extraño en mí no encontrar el momento).
Día de manifestación democrática. Otorgo mi no muy convencido voto cumpliendo con lo que creo mi deber. Sea lo que sea este derecho se ganó con luchas y no pienso renegar de él. Leo a Julio Anguita y mi admiración acrecienta, a parte ideologías, por su resolución, coherencia en la relación pensamiento-actos y su dominio de la palabra, tan poco usual en estos ámbitos. ( y hoy en día, a título general).

Me siento en espera. Siempre me siento en espera. Vivo el presente mirando más allá: hacia el siguiente proyecto, la siguiente luna, el siguiente paso. Ni se me pasa por la cabeza que pueda existir un final temprano cuando se está lleno de futuros (Imperfectos o perfectos, eso da igual) Ese ímpetu da vida y no brinda oportunidades a los finales.
Tú. Tú eres tu mayor valía. Tú eres el principio y el final. Tú eres lo real, lo onírico y la utopía. Tú eres perfecto, tan sólo por ser. Tú influyes, tú creas, tú puedes hacer “el mundo mejor”. Tú puedes mirar e iluminar a todos. Sólo tú, tu vida y tus opciones. Tu prisma y el color que elijas. Paradójicamente, sin ser tú su centro.


PD: ¿Vuelve el Glam?