Miraba el reflejo de su mano en el cristal, transparente.
Creía haberse asegurado.
La mano casi inexistente.
Como ella.
¿Y si lo hizo todo por sentirse segura?
¿Y si lo hizo todo por pura generosidad?
¿Y si lo hizo todo por pura generosidad?
No discernía lo uno de lo otro. Después de todo.... no era capaz de discernir.
Quiso ser transparente como su mano, y poder ver a través de ella misma. Averiguar de dónde venía todo. Dónde residía el problema.
Quiso encogerse hasta penetrarse.
Y lloró amargor, soledad y bajeza.
No es para mí, no es para mí, no es para mí.
Repetía la certeza, y ocultaba las lágrimas a su espalda desnuda.
No eres para mí.
Supo que sólo lo sabía ella. Y tragó la amargura y la certeza. Tragó las lágrimas. Borró el rímel.
-Me voy a vestir-.
2 comentarios:
Duro eso de darse cuenta una misma de que no es para ti ... demasiado duro, sí.
Un beso muy grande.
Guapas!;)
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